Por Jorge Santos

En este espacio he publicado con anterioridad este poema del gran poeta revolucionario salvadoreño, Roque Daltón que dice, “aunque toda la riqueza nacional fue labrada con la sangre y el sudor de sus Pueblos, de sus trabajadores, El Salvador, Honduras, Guatemala, son patria únicamente de los dueños de la patria, propiedad de los dueños de la sangre y el sudor de los pueblos, (…) los trabajadores y los pobres sólo tienen un medio para tener patria: hacer la revolución”. Estos versos elaborados a inicio de la década de los 70 del siglo pasado, tienen en su origen tanta verdad que son válidos, ya sea para el 15 de septiembre de 1821 o para hoy mismo.

El Estado guatemalteco, el que conocemos hoy, como un continuo de aquella vieja y anacrónica patria que está plasmada en el Acta de la Independencia, es aquella que está fundada sobre la expoliación o explotación de la fuerza de trabajo de su población, en particular de los Pueblos Indígenas y sobre la expoliación y saqueo de sus recursos naturales. El 15 de septiembre de 1821, se pactó por primera vez, por parte de los criollos, la entrega en calidad de servidumbre, el país a capitales espurios que sólo buscarían enriquecerse sobre las bases del empobrecimiento, el racismo, la inequidad y la discriminación.

Y es que, cualquier persona entiende al leer el primero de los puntos del Acta de Independencia, la verdadera razón sobre la que se fundó la República en tanto, que la misma dice: “que siendo la Independencia del Gobierno Español la voluntad general
del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que
debe formarse, el señor Jefe Político, la mande publicar para prevenir las consecuencias que
serían terribles, en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo». Es decir, si el Pueblo hubiese tomado la independencia en sus propias manos, muy distintos hubiesen sido los destinos de esta patria. Hoy lo que tenemos no es más que una vil y patetica caricatura de la patria que en realidad se merecen los Pueblos que habitan estos territorios llamados Guatemala.

Lo que ahora se celebra o se conmemora no es más que la patria de quienes desde la opresión de la población han inundado de sangre y muerte el suelo de estos territorios. Esta celebración es de los genocidas, de los que han saqueado y vilipendiado la dignidad de sus pueblos. Hoy, ahora es el tiempo de los Pueblos y de construir la verdadera patria. Aquella Patria que le ha sido negada durante más de dos siglos.

Hoy los Pueblos, cuales gigantes luchan por alcanzar aquel Estado plurinacional que necesitamos para poder brindar dignidad a todas y todos los habitantes de este país. Más temprano que tarde los Pueblos construiremos la verdadera Nación donde todos y todas quepamos y muy probablemente esta etapa obscura que vivimos con el actual Gobierno de Giammattei, no es más que la antesala al amanecer.

Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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