Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

El 26 de abril sentimos ser testigos de un hecho que tiene sabor de futuro y futuro próximo. La forma en que los aliados en corrupción y en crimen organizado fraguaron el fraude electoral con el propósito único de mantener su poder en la universidad de San Carlos fue un síntoma de la cooptación existente en todo el Estado. Las y los estudiantes han mantenido una digna resistencia, a la que se han sumado docentes, trabajadores, profesionales bajo el entendimiento que la Universidad de San Carlos de Guatemala es más que un centro educativo, es una institución social. Desde las autoridades de la Universidad se gobierna la formación de profesionales, la inclusión o exclusión de grupos vulnerables potenciando o imposibilitando la movilidad social. No es sólo la educación pública, el gobierno de la Usac es una puerta abierta a la incidencia en otros importantes espacios del gobierno nacional; las altas cortes, la Contraloría General de Cuentas, la presentación de iniciativas de ley, la Junta Monetaria y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

Es así como la universidad se convierte en un microsistema que refleja con bastante pertinencia el macrosistema del Estado guatemalteco en este momento. Un gobierno cooptado, autoridades entregando unidades académicas a cambio de impunidad, recursos urgidos de llegar al pueblo siendo despilfarrados en pactos sucios para sellar la tranza. Preservar este sistema ha implicado amedrentar a sus propios estudiantes, entregar datos del personal docente, quebrar la armonía del sistema participativo de gobierno. A pesar de haber utilizado a la PNC y el sistema penal de forma ilegal y desmedida, el fraude aún no se consolida.

Más de 60 días de resistencia lleva la comunidad educativa. 60 días y tantos de hacer alianzas, de fortalecerse internamente a través de asambleas, de estrechar la mano con la comunidad a través de ferias y festivales. 60 días y tantos de hacer presencia en el territorio universitario. Ya son al menos siete unidades las que se han sumado al paro, son varias sedes universitarias en todo el país, dos grandes manifestaciones pacíficas, cientos de denuncias en redes sociales y medios de comunicación. Habrá divergencias entre estas alianzas, muchas divergencias, pero en este momento pesa más el elemento común: el reconocimiento mutuo de la dignidad de quien lucha contra la agresión del corrupto y del impune.

Que ese fenómeno en el microcosmos universitario, sea también un reflejo del macro. Que los meses por venir antes de las elecciones generales de la república sean meses de alianzas, de fortalecimiento de redes de colectivos, de estrechar la mano entre comunidades y territorios. Que sean meses de territorios sumando propuestas que giren en torno a un elemento común que sea derrocar la dictadura, consolidar la democracia y respetar la dignidad humana y de los pueblos. Que todo fraude electoral en ciernes tiemble ante el potencial de estudiantes, docentes y trabajadores que son el reflejo del poder de la alianza plurinacional.

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