Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

No soy experto ni mucho menos en temas astronómicos, así que he recurrido a buscar qué son los hoyos negros y según mi búsqueda, estos no son más que los restos fríos de antiguas estrellas, tan densas que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, es capaz de escapar a su poderosa fuerza gravitatoria. Y es que si uno se atreviera a realizar un símil con lo que hoy ocurre en el país, sin lugar a dudas el pacto criminal que sostiene al gobierno de Alejandro Giammattei no es más que una fuerza sobre la cual giran las decisiones sobre privilegios, corrupción, tráfico de influencias, impunidad y violencia.

Los hechos que siempre han desnudado mejor a nuestro país, son los fenómenos naturales, por ejemplo, las recientes lluvias han dado paso a develar la profunda inequidad y con ello la materialización de la destrucción de nuestra sociedad para sostener a un pequeño grupo que es capaz de matar, dejar morir y expoliar a quien haga falta para obtener y mantener sus espurios intereses. Un hoyo de dimensiones catastróficas en el municipio de Villa Nueva nos da cuenta de la desidia para hacer las cosas bien y sin corrupción, pero no es el único, en zona 6, zona 10 y aparentemente ahora en San Cristobal irán dado paso a conocer el tamaño de la irresponsabilidad que produce la avaricia y el sin sentido de los impunes y corruptos. Pero también lo es, los permanentes deslaves, derrumbes, caída de puentes de reciente construcción, pérdida de cultivos, muertes y hambre que subsiguientemente vienen después de las lluvias, afectando a la inmensa mayoría de la población, que ve con dolor y horror la capacidad de las élites en el país para destruir todo a su paso; son como una especie de cáncer que carcome el país y no le deja vivir.

En lo político tenemos la destrucción de los pocos avances democráticos, todo lo bueno está siendo desmantelado para garantizar la restauración plena del régimen de impunidad. El sistema de mayor riesgo que juzgó a miembros de la élite económica, genocidas, corruptos, violadores de derechos humanos, hoy es subsumido por ese hoyo rapaz de las élites. Los compromisos derivados de los Acuerdos de Paz pasarán a formar parte de una bella aspiración de construir vida digna para la población y sin lugar a dudas una agenda que habremos de retomar cuando expulsemos del poder a estos sátrapas.

Esa destrucción democrática se une a la ya histórica deuda del Estado guatemalteco con sus Pueblos. Hambre, pobreza extrema, niñez trabajadora y sin educación, sin posibilidad de obtener servicios de salud, explotación y salarios paupérrimos, son algunos de los graves indicadores que este mal, que sostiene actualmente al Pacto Criminal en el poder, ha generado. La oligarquía y sus serviles élites política y militar, gobiernan ahora junto al crimen organizado para saquear y tragarse absolutamente todo y someter a Guatemala nuevamente al horror.

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