Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

El recién nombrado Ministro de Relaciones Exteriores y Canciller guatemalteco, Mario Búcaro, en reunión con el Secretario General de la OEA, refirió que “Guatemala es un Estado que vive en una democracia sólida, perfectible pero eficaz” y luego reiteró el “apego a los elementos esenciales de la democracia representativa, incluyendo el respeto a los derechos humanos, acceso al poder público, celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal, así como la independencia de los poderes públicos”, argumentos con los cuales el Canciller refutó y objetó formalmente la incorporación del país en el Capítulo IV.B del Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que cataloga a Guatemala como un Estado violador de derechos humanos.

Frente a esta objeción del gobierno mafioso de Giammattei, expresada por su fundamentalista Canciller, no sabe uno si carcajearse por la enorme cantidad de mentiras y falacias expresadas en un par de oraciones o bien preocuparse por el tono amenazante de su narrativa.  Es necesario, que usted conozca que la última vez que Guatemala era incluida en el Capítulo IV.B del Informe de la CIDH fue durante el gobierno, del hoy privado de libertad, Otto Pérez Molina en 2014 y antes de esto declarado como Estado violador de derechos humanos, durante el Conflicto Armado Interno.

Un simple repaso por cualquier medio de información, mínimamente decente, daría cuenta de la falaz narrativa del Canciller Búcaro y por ende de la perversidad de sus palabras.  Tan sólo durante los últimos años han salido al exilio 23 operadores y operadoras de justicia, fiscales, juezas y magistradas son parte de la larga lista del refugio político fuera del país.  O bien leer permanentemente notas periodísticas con serias investigaciones sobre los actos de corrupción e impunidad generadas por los tres poderes del Estado y la situación de indefensión en la que se encuentra la población guatemalteca.

Esta narrativa utilizada por el criminal gobierno de Giammattei, es tan parecida o igual a la máxima expresada por el tirano Luis XIV al referir que él era el Pueblo.  Tan sólo al leer sus expresiones tales como “ese informe no corresponde con la realidad de mi país” o “Guatemala es una nación democrática. En Guatemala hay Estado de Derecho, en Guatemala hay libertad de expresión y todos los que estamos aquí lo sabemos” dan cuenta del totalitarismo que dibuja pinto y parado al gobierno que representa.

Este país, lo que menos tiene es democracia, derechos humanos y libertades fundamentales. Acaso una democracia deja al sálvese quien pueda a su población, frente a la pandemia Covid-19 y permite el vencimiento de millones de vacunas para su protección; o qué tipo de democracia permite el incremento de la desnutrición crónica, frente al permanente saqueo de su gobierno o a ¿qué tipo de democracia? se refiere el canciller.  El Informe de la CIDH es correcto y verdadero y es molesto al aprendiz que hoy ejerce la dictadura.

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