Jonathan Menkos

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Jonathan Menkos Zeissig
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El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) publicó recientemente el estudio “Una evaluación del efecto del endeudamiento público en manos privadas, aplicación práctica para Guatemala y El Salvador”, en el que se hace una revisión de la evolución que en estos países ha tenido el endeudamiento público (Bonos del Tesoro) que los gobiernos gestionan con el sector privado, principalmente bancos del sistema. El estudio demuestra que este tipo de endeudamiento es la opción más cara y la menos transparente.

En el caso de Guatemala y con base en la información del Ministerio de Finanzas, se puede observar cómo el saldo de la deuda pública en manos privadas es creciente, pasando de representar el 56.2% de la deuda pública total en 2011 a 82.0% en 2021. En términos de su importancia macroeconómica, la deuda pública en manos privadas pasó del 13.5% del PIB en 2011 (alrededor de USD 6,700 millones), a 25.2% del PIB en 2021 (alrededor de USD 11,600 millones). Los datos oficiales confirman que la deuda pública en manos privadas es financieramente más costosa, ya que las tasas de interés efectivamente son mucho mayores que las de los préstamos contratados con las instituciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Las tasas de interés más altas pagadas a los acreedores privados, también significan que la deuda pública en sus manos es más riesgosa que la contratada con otros acreedores, y que, además, las estadísticas reflejan que esas tasas de interés son mucho más volátiles ante presiones inflacionarias.

La información del estudio también revela que el principal destino de la deuda pública contratada al sector privado es para el pago de deuda pública: pago de capital, intereses y otros costos de la misma deuda pública. Le siguen en importancia la inversión pública en infraestructura y la atención de emergencias por eventos climáticos.

¿Qué hubiera pasado si los gobiernos de Guatemala, entre 2011 y 2021, en lugar de emitir bonos del Tesoro, hubieran contratado préstamos con instituciones financieras internacionales con períodos de gracia, tasas de interés más bajas y períodos de amortización más convenientes? Pues el Estado de Guatemala habría logrado un ahorro anual de entre 0.3% del PIB en 2021 (unos USD260.0 millones) y 0.7% del PIB en 2013 (unos USD370.0 millones). El ahorro marginal acumulado durante el período 2011-2021 es de 6.2% del PIB, es decir, unos USD5,800 millones. Con esos recursos ahorrados, solo por el hecho de utilizar medidas de endeudamiento manos costosas, se hubiera podido atender a millones de niñas, niños y adolescentes en el sistema escolar; se podría haber mejorado el sistema de salud y de seguridad social; se podría haber promovido programas de capacitación universal para los jóvenes o desarrollar programas de transformación productiva para ayudar a aumentar su productividad a las ciento de miles de pequeñas y medianas empresas que están desamparadas.

Por qué los gobiernos prefieren endeudarse de la peor manera posible, con bonos del Tesoro, descuidando el alto costo financiero de esta medida. En alguna medida es porque sobre esta deuda no median condicionalidades (técnicas), el desembolso de los recursos es más rápido y el gobierno tiene discrecionalidad plena para definir su destino. Más allá de esto, este endeudamiento puede considerarse un regalo a la élite nacional (y en alguna medida a los rentistas internacionales), pues al pagar altas tasas de interés se trasladan millones de quetzales del erario a los dueños de la banca privada sin que hayan hecho prácticamente nada más que prestar el dinero que sus cuentahabientes les depositan.

La ciudadanía debe profundizar el conocimiento sobre cómo se endeudan los gobiernos y exigir más transparencia y decisiones de endeudamiento más responsables. Finalmente, la deuda pública la pagaremos nosotros, los ciudadanos, no el presidente, sus congresistas o sus ministros.

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