Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Juan José Narciso Chúa

La interrelación entre el medio y la economía es motivo de discusión y debate a nivel internacional, derivado de los grandes impactos que el cambio climático ha provocado en diferentes lugares y continúa un proceso de degradación ambiental que no da visos de terminar.

La economía ha mantenido su proceso constante de uso irracional de los recursos naturales, pues descansan en la premisa que conforme el crecimiento económico sigue incrementándose, en esa medida el proceso de recuperación de los recursos naturales se hará una realidad.

La verdad es que ha resultado una falacia, una quimera que se ha vendido en muchos lugares y por muchas personas pero la realidad es que la actividad económica continúa sin establecer medidas y herramientas que apunten a convertir la interrelación de la economía con el ambiente, en el denominado desarrollo sostenible, que no es más que establecer mecanismos que permitan un uso racional y técnico de los recursos naturales, lo cual implica convertir muchas actividades económicas en actividad productiva sostenible en el largo plazo.

Sin embargo, muchos corifeos de la economía ambiental, siguen señalando que no es cierto que existan grandes problemas derivados de la utilización de recursos naturales o de la extracción invasiva de minerales y que el cambio climático es una mentira, una posición catastrófica proveniente de personas que son exageradas en sus planteamientos.

La realidad actual ha venido demostrando fehacientemente cómo el cambio climático ha venido afectando seriamente las condiciones de los ecosistemas, cómo ha venido provocando cambios extremos en la cuestión climática con lo cual se ha venido dañando a los grupos más vulnerables a partir que ocurren inundaciones y deslaves a partir del hecho que las condiciones climáticas se extreman, tanto por exceso de lluvia como por carencia de la misma, con lo cual se generan tormentas y grandes inundaciones que provocan el deterioro de ecosistemas que constituyen fuentes de alimentación de las personas como los efectos que ocurren en los mares, lagos y ríos, en otros casos las inundaciones dañan cosechas o bien provocan el abandono de su lugar de residencia para poder sobrevivir.

A los efectos derivados del cambio climático hay que sumarle el hecho que las empresas y el Gobierno y municipalidades no contribuyen al desarrollo sostenible cuando actúan irresponsablemente con los desechos que contaminan ríos o fuentes de agua; o cuando los desechos orgánicos no son bien manejados y provocan serias contaminaciones de los lugares y hogares de muchas personas.

El cambio climático es un hecho, el deterioro ambiental es una verdad indiscutible, negarse a aceptar todos los impactos negativos que han ocurrido alrededor de esta cuestión resulta una enorme irresponsabilidad, principalmente cuando se encuentra en predicado la continuidad de la vida de la civilización.

Mientras en el exterior existen gobernantes que niegan el cambio climático como el ignorante de Trump o a nivel nacional existen presidentes que se conforman con asignar pocos recursos a instituciones importantes, así como voltean la cara de la corrupción que ocurre en el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales o se solazan cuando el Ministerio de Energía y Minas continúa siendo complaciente con todas las empresas extractivas o cuando las municipalidades del interior y la de la ciudad continúan entregando licencias de construcción y haciéndose los locos con la enorme cantidad de desechos sin hacer nada, así como ven como los ríos se siguen contaminando de plástico, sin hacer nada.

No existe seriedad en el caso de Guatemala con respecto a lo que está ocurriendo con el deterioro ambiental y con los impactos del Cambio Climático, de seguir así, la situación únicamente apunta a provocar mayor erosión de suelos, agotamientos de fuentes hídricas, desvío de ríos, contaminación por emisiones o por botadero de desechos tóxicos y mayor daño a las personas que no sólo se mueren de hambre, sino que además ven cómo sus cosechas se acaban con la primera tormenta de invierno. Un alto en el camino para hablar seriamente sobre este tema se impone.

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