Juan José Narciso Chúa
FILGUA provoca siempre la necesidad de llegar al lugar en donde se organice. Hoy fue en las Majadas, pero igual, en donde se haya hecho, resulta imprescindible llegar, visitar, saludar a amigas y amigos comunes y además lectores, con quienes se comparte ese gusto tan profundo por la lectura, así como se disfruta encontrar nuevas ediciones, nuevos libros, nuevas novelas que al final las buscaremos leer, si nos prende el título o bien, si ya ha habido alguna reseña que oriente al lector para sumergirse en el mismo.
Ahora no fue la excepción, pero me gustó encontrar librerías y editoriales de diferentes países, así como aquellas que nacieron dentro del marco de los pueblos originarios, así como se encuentran las tradicionales, las grandes, pero conviviendo con otras editoriales, entre ellas me dio mucho gusto encontrar la editorial de FLACSO y saludar con mucho gusto a mi viejo amigo Hugo de León.
En la visita a cada una de las casas editoriales y librerías junto con Mónica, pude encontrarme con tantos títulos que inmediatamente lo atraen y lo provocan a leer todo lo que hay en las mismas, me gustó encontrar una enorme cantidad de títulos o libros sobre la realidad guatemalteca, sobre personas trascendentales en la vida nacional y que hoy se puede leer su vida en un libro como es el caso de la vida del Dr. Hurtado.
También ahí me encontré libros de Carol Zardetto, mi buena amiga, toda la colección de Miguel Ángel Asturias, de Cardoza y Aragón, de José Milla, de Flavio Herrera, de Enrique Gómez Carillo, de autores nuevos y jóvenes que constituyen piezas de la literatura que vale la pena explorar, pues ahora recuerdo a un autor de apellido Gálvez, que leí, creo que el libro se llamaba Puente Adentro, no recuerdo exactamente, pero me gustó mucho su novela.
También pude deleitarme de la presencia de todos los clásicos que fueron mis primeras lecturas que extraje de la biblioteca de mi papá y que disfruté en la niñez, adolescencia y juventud. Autores como Julio Verne, como Dostoievski, Tolstoi, Chejov, Alejandro Dumas y otros, me llevaron por aventuras de las cuales me deleitaba leyéndolas con pasión y dramas que me costaba comprender en aquellos años, pero poco a poco fueron entrando en ese espacio del cerebro que conecta con el corazón.
No cabe duda que leer, para aquellos que nos gusta, se vuelve una actividad casi adictiva, yo, por ejemplo, siempre tengo dos o tres libros que leo en paralelo, pero también con la modernidad, debo aceptar, que tengo muchos más por la vía virtual, pero que me han gustado enormemente. Así hace poco terminé la novela El Italiano de Arturo Pérez Reverte, un libro que se inscribe en el período de la guerra mundial, en el territorio donde se encuentra el Peñón de Gibraltar, con una trama de amor, pero salpicada de aventura y tensión.
Estoy leyendo otro de Arturo Pérez Reverte que se llama en la Línea de Fuego, un excelente trabajo sobre la batalla del Ebro en la Guerra Civil de España, que muestra de forma abierta y dura, la realidad de las trincheras, de los combatientes, las similitudes entre los propios españoles, solo que uno en cada bando.
Un momento agradable fue encontrarme en FILGUA con mi buen amigo José Luis Perdomo Orellana, Chepe, con quien nos conocimos hace ya muchos años, pero hoy Chepe a toda honra ya ha sido el ganador del Premio Nacional de Novela en Guatemala, así que un lujo y un encuentro agradable para recrear nuestra gran amistad.
Igual me uno al reconocimiento otorgado, con toda honra, a Raúl Figueroa Sarti por su enorme trabajo de editor, saludos y un abrazo Raúl.
Así que estimado lector, todavía hay tiempo para llegar a FILGUA e introducirse en esa fiesta de la lectura, de las presentaciones de libros y poesía y hasta escuchar música. No se lo pierdan.
Parafraseando a mi papá, sólo que en otro ámbito: ¿Antes de FILGUA, hay que leer, durante FILGUA hay que estar leyendo y después de FILGUA?, pues… leer.