Juan José Narciso Chúa
Un golpe más a la democracia, pero hoy es un puñetazo a la sociedad en general, así como un manotazo a la inteligencia. Los conservadores, aglutinados alrededor del Pacto de Corruptos, no contentos con haber destruido la institucionalidad existente, no satisfechos con llevar al Estado a su extremo de fallido, e igualmente ávidos de sujetar y vilipendiar más a nuestra población, la han urdido con una ley que representa el mejor ejemplo de la regresión, la ignorancia y una palpable muestra de conservadurismo.
Inventarse un día de la familia para celebrar el cumpleaños del actual mandatario no sólo es ridículo, sino también de hilaridad amarga, pero además muestra el peor cuño conservador de la historia de la democracia. Hoy las posiciones más extremistas de ciertas iglesias, los pensamientos más retrógrados de diputados, las actitudes de grupos de funcionarios y diputados queriéndose mostrar alineados con dogmas religiosos extremos y a contrapelo de la historia, han puesto en vigencia una ley que representa la negación y la contra historia.
La negación de esta ley es porque con un marco legal arropado en un supuesto pensamiento cristiano y en la unidad de la familia, se pretende negar realidades propias del desenvolvimiento de la humanidad en general, así como de la sociedad nuestra en particular, en donde se ha generado una apertura a la diversidad sexual reconociéndolos como parte propia del desarrollo de nuestra sociedad.
Esta aberración legal continúa siendo una muestra de la negación cuando se pretende legislar en contra de la propia naturaleza y la genética, así como circunscribiéndose al concepto tradicional de familia, sin aceptar otros tipos de familias que van más allá de las heterosexuales, pretendiendo “meter debajo de la alfombra” a las nuevas familias ya existentes, pero lo peor es que al final se termina criminalizando a la diversidad sexual, bajo una argucia legal como este mamarracho de ley recién aprobado.
Este adefesio de ley es contra histórica, pues en todas las sociedades en países desarrollados y en vías de desarrollo, se han aprobado marcos regulatorios con visión futurista, pero principalmente, realistas, al establecer requisitos para facilitar la legalización de los grupos de distintas diversidades sexuales, así como aceptando el matrimonio entre grupos no heterosexuales, aceptando la paternidad como una forma de contar con familias más allá de las tradicionales.
Es impresionante lo que pasa en nuestro país. Esta falsa ley de la vida y la familia -no cuento todavía con la redacción final de la misma-, aparentemente evita que en las escuelas se enseñe o divulgue sobre la diversidad sexual censurando cualquier forma de enseñanza que no sea la heterosexual. Pero de dónde han podido este grupo de diputados ignorantes, ahistóricos y pendejos haber recreado esta barbaridad.
El país se hunde, nuevamente lo digo y con esta ley se llega a los extremos. Si la corrupción, el Estado y la institucionalidad cooptada, la justicia enjaulada, con una fiscal que lucha contra la legalidad y destruye el Estado de Derecho, esta ley viene a demostrar que el Pacto de Corruptos, no se detiene en lo más mínimo para poner en práctica marcos legales ilegítimos creyendo que están en una cruzada en contra del mismo desenvolvimiento natural de una sociedad.
La próxima seguramente será cerrar iglesias en donde curas o pastores se muestren renuentes a aceptar esta realidad e igualmente se abre acá una etapa más para la violencia contra la diversidad sexual y provocará la criminalización de estos grupos.
La Corte de Constitucionalidad debería de ser el elemento que reestableciera el orden jurídico, cancelando esta ley por ahistórica y violatoria de la constitución. Pero todos sabemos lo que ocurre en la composición de esta corte y, ojalá me equivocara, no pasará nada, la aprobarán dócilmente.
¿Hasta dónde nos van a llevar?, ¿hasta dónde vamos a soportar?