Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Juan José Narciso Chúa

Durante la noche del 7 de noviembre me enteré del fallecimiento del Sordo Barnoya, la noticia me conmovió fuertemente, pues tuve la oportunidad de conocerlo personalmente y aunque hablamos pocas veces, teníamos coincidencias de espacios que para ambos eran motivo de orgullo.

Chúa, me decía Chepe Barnoya, no sé por qué, pero igual no me molestaba. Una vez me lo encontré en la Mezquita Árabe y al reconocerme, yo iba ingresando, se paró inmediatamente y me dijo: “Chúa, acabo de leer tu artículo sobre Recuerdos Instituteros y me encantó” e igual agregó “no sabés cuánto me agrada que mostrés ese orgullo acerca del Instituto Nacional Central para Varones”, sos un Sheca más de corazón, refrendó.

Una vez que hubo una reunión de exalumnos Shecas, tuve el privilegio de escuchar tanto al queridísimo Sordo Barnoya junto al Macho Loco Efraín Recinos, quienes, entre anécdotas, charadas, chistes y cuestiones serias, nos llenaban de imágenes, pasajes y momentos que se asemejaban bastante a los que nosotros vivimos en ese noble Instituto Central.

Ahí, efectivamente el Macho Loco Recinos contó cómo fue que resultó corredor por un azar del destino. Dice que llegó con unos amigos que iban a competir en una carrera y que al final no llegó uno de los de la cuarteta, así que le dijeron que corriera, consiguieron tenis, pantaloneta y playera y al final él ganó la carrera y se dio cuenta de sus dotes de corredor.

El Sordo con su característico sentido fino del humor, su manejo de la ironía y la interrelación entre la broma y la realidad establecía nexos entre aquellos años de la Revolución de Octubre y contaba cómo apoyó a ordenar el tránsito siendo un patojo ese 20 de octubre.

No olvido una vez que presentó un libro del Bolo Flores y contaba que el Bolo era hijo de madre costurera y de padre sastre y entonces El Bolo era un “desastre”, igual manejo del español popular junto al Gato Quiroa hablaban de chanquirrias, ronchas y pústulas, alegremente.

El otro espacio que nos llenaba de orgullo era la tricentenaria USAC, una institución a la cual yo le debo mucho, de la cual siempre me presento como orgulloso graduado de la misma. Pero más específicamente nos acercamos en la famosa “Huelga de Dolores”, en donde Chepe Barnoya era un auténtico y legítimo ícono de esta fiesta estudiantil. Hoy atesoro aún más una foto con el Sordo en el Portalito para el Viernes de Dolores de 2016.

La última vez que lo vi y platiqué con él fue en el cumpleaños de Edgar el Guzy Balsells, nos abrazamos y me dijo “es un gusto volver a verte Chúa y que mejor que sos amigo de mi otra familia extendida que son los Balsells”, pues era amigo entrañable de Don Alfredo Balsells Tojo, otro egregio personaje de la USAC y de la Huelga de Dolores.

Al recordar todos estos momentos, me resulta difícil concluir esta nota sin emocionarme para decirle adiós a una enorme persona con un gran sentimiento humanitario, un brillante médico y docente, una figura imperdible en la memoria de la Huelga de Dolores y un defensor permanente de las causas justas como queda registrado en todas sus columnas.

Descansá en paz, querido José Barnoya, hasta siempre inmenso e inolvidable Sordo Barnoya.

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