Jesús Alvizures
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Lo que se está viendo en estos tiempos, no cabe duda que es lo mismo que ya se vivió; se ha vuelto a los tiempos pasados donde hay que servir a quienes ostentan el poder, los ciudadanos se han resistido, pero no tienen la fuerza suficiente para detener la tormenta corrupta que azota el país; donde las violaciones al derecho humano son el pan amargo de cada día.
Se habla tanto que esto tiende a confundir las mentes con ideología de superación, estas ven como el ideal es arrastrado a la fosa donde se ignora a quienes anhelan una Guatemala próspera. La cooptación que marca y presagia una dictadura sin progreso, sin derechos humanos, sin ley y sin acceso a los frutos territoriales que son explotados por compañías extranjeras que pagan regalías de miseria y es algo más que aprovechan los lagartos.
Veamos como el círculo de la corrupción está acaparando los espacios para poder operar libremente sabiendo que todo se opera a su favor; el pueblo pide renuncias, cuestiona nombramientos y designaciones y esta propuesta no se oye ni se oirá mientras se siga en este sistema que coopta los derechos ciudadanos del pueblo.
Hay persecución para diferentes sectores de la sociedad civil y judicial y el gobernante gesta enfrentamiento en redes sociales al negar lo que se está haciendo y acusar a funcionarios estadounidenses de injerencia extranjera hasta citando nombres de personajes que han visto por remedar la pobreza de las masas pobres que pueblan Guatemala.
Se habló del indigenismo que también es Guatemala y estos han sido beneficiados con ayuda en su comunidad; habiendo así quien dignifique su descendencia ancestral. Éstas ayudas no deben ser administradas por los gobiernos, deben ser administradas por los donantes altruistas que desean un mundo sin hambre, sin miseria, donde haya igualdad de derechos.
Aquí se habla de derechos, pero estos son privilegio para la rosca de aduladores que están alrededor del poder. Los poderes del estado Ejecutivo, Legislativo y Judicial deben recapacitar en sus acciones alejadas de un bienestar social colectivo. Hay que dar esperanza al que lo necesita y no ser como la guadaña que parejo arremete en contra de quienes supuestamente transgreden la ley; lo que preocupa es el conformismo donde personas y entidades se prestan para presentar antejuicios esgrimiendo el arma letal de la falsedad, esta que ha cobrado fuerza dentro de los que viven del sudor ciudadano, no siembran, pero cosechan, son portadores del virus de la corrupción.
Esta que tiene cooptados todos los sectores para amasar fortuna y gozar de impunidad; Ya no se debería hablar de las acciones que dentro y fuera del gobierno se dan. Las Asociaciones y entes de beneficio social si tienen estatutos y reglamentos no los respetan y nadie puede decir nada porque la ley sobre la materia es sordera y los que conforman estas sedes agachan la cabeza ante quien aparentemente tiene el poder, aplauden aún no sepan que están aplaudiendo. Así es el rollo que envuelve a muchos que no tienen carácter para protestar y se prestan al juego fuera de la honorabilidad.