Jesús Alvizurez

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Jesús Alvizures
chus@tribunadelaverdad.com

Las grandes masas del cristianismo se mueven y alaban a nuestro Señor Jesucristo; sabiendo que es el camino para llegar al Padre que concibió los cielos, la tierra, al hombre y todo lo que en ella existe. No veamos si es Católico, Evangélico, del Verbo Testigo de Jehová u otra religión, porque la religión está desligada de los hechos personales, cada quien es responsable de su actuar, nadie tiene que confesar sus debilidades y graves errores, mucho menos en la religión porque ahí se adora a un Espíritu invisible Y poderoso que no se ve ni se toca pero existe y es el Espíritu de DIOS.

Remontemonos a antiguas eras y veremos una semejanza como lo que en la actualidad el mundo está viviendo: Guerras, Terremotos, Violencia, Corrupción, Secuestros, desastres climáticos, Plagas, y una lucha criminal de Padres contra Hijos e hijos contra padres. Esto contrasta con aquellos tiempos ya remotos en que por el pecado muchos imperios fueron condenados a pagar por su locura, pues se revestían de una falsa superioridad y no se acordaban que existe un Dios que todo lo ve, que todo lo puede y nadie puede engañarle, ni difamar su nombre; él existió, existe y existirá a través de los siglos de vida de la humanidad que se sucede de generación en generación.

En la actualidad las naciones del hemisferio se debaten en una ola de pobreza por sus malas administraciones, las cuales no han podido sembrar para cosechar. El individuo se pierde en sus caprichos y no le implora sabiduría a Dios; porque en todo él quiere implantar su voluntad. Sabemos que nuestro Señor Jesucristo es el camino la verdad y la vida, pero no lo queremos entender, siempre vamos en contra de sus mandatos; comerciando con el hambre de nuestros semejantes, el amor, al prójimo ya no existe, caminamos hacia el despeñadero de nuestras convicciones carcomidas por el paso del tiempo, el odio y el rencor; este que no se detiene y destruye la fe del necesitado de pan, abrigo y justicia. Cuando logremos la equidad de los gobernantes habremos dado un paso gigante, porque no solo es alimentar las masas con programas sociales; enseñémosles a trabajar, a ganar su pan con el sudor de su frente.

Hemos estado esperando mejores tiempos, pero es en vano soñar con un país como el nuestro que carece de valores espirituales; el amor a Dios en muchos se ha desvirtualizado con tanta maldad gestada en diferentes extractos sociales, embestida está sobre los surcos de la criminalidad, la corrupción e impunidad que campea en los entes de gobierno y desarrollo cotidiano. Da tristeza ver como los políticos andan buscando su modus vivendi y las leyes de protección al pueblo engavetadas, pasa el periodo para el que fueron electos y no dejan nada positivo. Solo se preocupan cuando hay que transar y llevar agua a su molino; se habla de las prebendas gobiernistas que son de su conveniencia y ejecutadas en diferentes operaciones millonarias. Es este un cáncer a nivel mundial.

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