Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“El poder sin la confianza de una nación no es nada” Catalina La Grande

Utilizar los recursos de una institución del Estado ilegalmente, para actuar como un poder paralelo, pretendiendo superar a los reconocidos por la Constitución y base fundamental de nuestra democracia, por medio de acciones ilegítimas, utilizando el nombre de Dios debe terminar, no es posible cuestionar la decisión de la sociedad, solamente porque a un grupo no le parece.

Si lo que sucede en el país, fuera el argumento de una novela de García Márquez, nos preguntaríamos ¿Qué pasa aquí?, pero una novela es una ficción, ahora,  que suceda en la realidad no es tolerable bajo ningún punto de vista, porque mantener en un espacio público a personajes que son rechazados por 40 países, agravado con el hecho de alentar para que se erijan en una isla en la que se creen protegidos, por actores que en su mayoría los están utilizando para lograr sus objetivos, y que por encontrarse en la parte oscura no son cuestionados abiertamente, porque al fin son la mano que mueve la cuna, tendrá consecuencias legales y de otra índole.

La historia nos ha dado lecciones de lo frágil que es mantenerse en ese tipo de situaciones, porque al fin no son más que juguetes desechables cuando ya no son útiles, por los que mueven los hilos que manejan ciertos poderes, y que cuando ya no representan interés alguno, los dejan caer, por lo que, lo que les espera es como mínimo la cárcel, y la fenestración de quienes les aplauden.

La Constitución establece que el Ministerio Público “es una institución auxiliar de la administración pública y de los tribunales con funciones autónomas, cuyos fines principales son velar por el estricto cumplimiento de las leyes del país” además que “Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.”, y que “Los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella.” Por lo tanto, siendo una institución auxiliar, que no principal, sus actuales autoridades no solamente no han cumplido la Carta Magna, la han violado flagrantemente, en incontables y evidentes oportunidades.

Acá, hemos vivido una época caótica en la que se ha tratado de crear un Estado paralelo utilizando la ley, en el que una persona se ha creído no solamente iluminada por Dios, que es bastante, también la salvadora del país, gracias a que los poderes que se mantienen fuera de escena,  no formales la han utilizado para lograr objetivos tan tenebrosos como ellos, es inconcebible el ataque constante hacia las instituciones del Estado legalmente elegidas por la ciudadanía, por alguien que fue designada en un proceso sombrío y cuestionado como otros de los últimos años, en el que fue evidente la mano del anterior inquilino de casa presidencial.

Es inconcebible que, de las denuncias que se presentan muchísimas se manden al cajón, y las que vienen con dedicatoria se gestionen inmediatamente, quien no vea acá corrupción tiene un problema.

En ese contexto, la actitud de los diputados de asentarse de sus funciones (Y seguir  cobrando tan contentos) o esconderse u oponerse, para no conocer inmediatamente y enmendar la mala práctica legislativa por medio de la cual, se modificó la Ley Orgánica del Ministerio Público,  es dejación de funciones, y no saber escuchar al electorado que los eligió,  más aún si no lo hacen para que en Gerona se sigan atrincherando destruyendo más si se puede nuestra débil  institucionalidad.

Judas recibió 30 monedas, las devolvió, no se las recibieron, las tiró en el templo y se suicidó ¿De qué le sirvieron?.

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