Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“El coraje es lo que se necesita para levantarse y hablar; el coraje es también lo que se necesita para sentarse y escuchar”. Winston Churchill

Desde hace tiempo, se instauró en la sociedad en general, y en la política en particular la idea de la valoración excesiva del buenismo como una condición ante la vida, más pública que privada, el DRAE conceptualiza a la palabra buenismo como: “Actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia”. En otras palabras significa poner la otra mejilla, y esperar el otro golpe, cuando la diferencia entre buenos y malos no existe, la realidad es ecléctica.

Aunque no soy de esa idea, entiendo que desde el discurso de que los buenos somos más, prácticamente creamos una barrera imaginaria entre los que calificamos buenos y malos, situación que nos obliga a cuestionarnos: ¿Qué es ser bueno? Me parece que desde tiempos inmemoriales esa ha sido una disyuntiva filosófica del ser humano, yo en lo particular no he encontrado una respuesta satisfactoria, pero este tema da para horas de debate, sin conclusión satisfactoria, por lo que vale la pena reflexionar sobre uno de los incidentes políticos de la última semana, para que los representantes de la población escuchen a esta y la atiendan, un día perdido en política es un siglo en el desarrollo, de ahí la necesidad de hacerles ver lo que necesitamos, que puede no ser lo que ellos crean, por eso hay que tocar puertas y ventanas.

No cabe duda de que las formas en política son importantes, pero para nosotros, como país, en este momento no son elementales, necesitamos fondo, para sermones están el pulpito y el hogar, en el hemiciclo necesitamos y exigimos guerreros que luchen por impulsar y lograr establecer una agenda legislativa con contenido social, y con las modificaciones necesarias a la legislación para parar ya el alto grado de corrupción que ha destruido nuestro país.

La población no votó en su mayoría por Semilla, votó por otras fuerzas y ese es el punto toral que debe impulsarlos para responder a sus votantes, no ningunearlos con argumentos como el que manifestó un diputado cuando se expresó así: “Si usted espera que consintamos que un adversario político sea agredido, busque a otro representante”. Y tiene razón, de seguir enfrentando a su electorado, lo buscará, o algunos ya lo están haciendo, le votaron porque le creyeron diferente, pero ser diferente no significa convertirse en defensores oficiosos de una persona que luchó y sigue luchando por mantener protegidos a diversos personajes que han cometido actos de corrupción, a veces señores la mejor palabra es la que no se dice.

Regresando a lo importante, lo que exigimos al Congreso es que cumplan con su labor, que es esencialmente legislar y fiscalizar, estamos a poquísimo tiempo de que convoquen a las Comisiones de Postulación para la elección de Magistrados de CSJ y Salas de Apelaciones, ¿Vamos a replicar los vicios e ilícitos de los eventos anteriores? De ser así, estamos condenados a repetir y aumentar la corrupción en la Justicia, lo que necesitamos es colmillo político, no trajes de primera comunión.

Como abogada y académica, habiendo participado como asesora en la creación de la ley, he realizado estudios sobre esta, y tengo un proyecto de propuesta que pongo a disposición de quien tenga interés en darle vida, sin compensación alguna, más que modifiquen esa ley lo antes posible.

En el contexto social, todos en este país estamos en contra del maltrato hacia la mujer, la niñez y cualquier persona, y nadie tiene la potestad de hacerlo, es obligación de todos darle acompañamiento a la víctima, pero las formas señores, las formas, me parece que fue un error político que los diputados se hayan constituido en defensores oficiosos de alguien que ha tratado de por todos los medios de quitarles la oportunidad de desarrollar su agenda, cuando con manifestar su condena a este tipo de actos era suficiente, el tiempo no perdona lo perdido y cada quien se va a su trinchera.

En política los tiros en el pie pueden dejar a los políticos en algún momento sin los dos pies.

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