“El enemigo principal de cada uno de los pueblos está en su propio país.”
Karl Liebknecht
En momentos como el actual, el enemigo de la población mundial se puede representar de muchas formas, pero el resultado en común es el mismo, se le denomina: corrupción, nuestro país ha sido históricamente conservador de derechas, y así nos va, sin embargo, Nicaragua se dice de izquierdas, y así les va, el problema es al final, la socavación de las instituciones, para el enriquecimiento de unos pocos.
Desafortunadamente, en épocas de efervescencia emocional como la actual, los seres humanos tienden a actuar impulsivamente, y de paso confunden al enemigo con el rival, pero no son lo mismo, y debemos ser muy cautos para no confundir y saber diferenciar los unos de los otros, es mi opinión que en nuestro caso el enemigo es aquel que promueve y se nutre de la corrupción.
El país tiene un enemigo, diseminado en todos aquellos que se benefician de los recursos públicos, por medio de actos corruptos, responsables directos, de que los niños sufran y mueran por desnutrición, desviando a sus bolsillos el dinero que se debería utilizar implementando políticas para combatir el flagelo de la desnutrición, aquellos que se apropian de los fondos públicos que deberían utilizarse para comprar útiles, pagarles a los maestros, comprar escritorios, pagar cursos para profesores, remozar las escuelas, todos aquellos que se apropian de los ingresos que deberían haberse utilizado en medicinas, médicos, hospitales y políticas sanitarias, y que han sido desviadas a manos particulares, esos son los enemigos de la población, no nos perdamos.
En estos tiempos, aparecen muchos populistas, que tratan de que se desvíe la atención hacia otros focos, que son importantes, pero menos que el combate frontal a la corrupción que ha aumentado considerablemente en los últimos años, llama la atención que aparezcan nuevos profetas tratando de desviar la atención pública, un ejemplo es Serrano, el único expresidente que tuvo que buscar asilo, huyendo de los señalamientos de corrupción, me parece que no debemos perder el tiempo y nuestra sanidad mental en este tipo de personas.
No cabe duda de que, fuimos muy lastimados emocionalmente a partir del 25 de junio, cuando se inició una lucha, de los poderes oscuros para evitar que se dieran los cambios que la sociedad pide a gritos, pero no nos perdamos, el camino va a ser espinoso, pero no debemos olvidar en donde está el enemigo, y no permitir que se repitan costumbres del pasado.
Es necesaria una sana oposición, pero no de los señalados por actos corruptos anteriormente, dejemos de lado el populismo barato de los que pretenden ganar simpatías, adelantando acontecimientos, tampoco podemos permitirnos dejarnos llevar por cortinas de humo, porque no permiten ver el bosque, y debemos estar conscientes, en donde debemos enfocar nuestros esfuerzos para que no volvamos a caer más, en los pozos de la ignominia como lo estuvimos.
Es importante hacer referencia a los bienes y servicios sociales, que constituyen una modalidad de bienes públicos, que tienen una finalidad de orden social. Cuando nos referimos a este tipo de bienes y servicios, hacemos alusión a las prestaciones monetarias asociadas a los sistemas de pensiones, la asistencia sanitaria, la educación, los préstamos para acceder a la vivienda o los servicios sociales que se prestan a los grupos que se encuentran afrontando una situación de privación o exclusión social.
En Guatemala no hemos contado con pensiones para los desprotegidos, menos que estas sean dignas, hace más de cuarenta años hubo programas para los pequeños empresarios, hoy no contamos con políticas crediticias para que los jóvenes y los más vulnerables tengan acceso una vivienda digna.
No nos peguemos tiros en el pie, el enemigo de la sociedad es todo aquel que practique la corrupción.