Gladys Monterroso
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“Un lector vive mil vidas antes de morir, la persona que nunca lee vive solamente una.”
George R. R. Martin
El 23 de abril ha sido reconocido como el Día del Libro, intrínsecamente libro y escritor son palabras que no se pueden entender una sin la otra, para que a una persona se le considere escritor, tiene que haber escrito uno o más libros, con lo difícil y edificante que eso es, leyendo a Martin Caparros me quedo con la definición corta, que el da de la palabra escritor porque coincido con él, dice que no es un sustantivo, para él es un adjetivo, si nos quedamos en lo básico y el adjetivo describe al sustantivo, siendo escritor un adjetivo su riqueza es mayúscula, porque la descripción nos puede brindar muchos panoramas, él dice que para él, escritor es símbolo de nobleza.
Caparros escribe “Recién hace unos años, ya cumplidos los 50 y con más de 30 libros publicados, me resigné a un silogismo oportunista: “Bueno, pibe, sos un escritor. Serás un mal escritor, pero escritor al fin”. Ante su contundente argumento, son pocos los que se pueden autodenominar tímidamente escritores, este país nuestro, se puede sentir orgulloso que ha dado a la sociedad escritores con mayúscula, tanto que contamos con un Premio Nobel de Literatura, pero también escribientes no dentro de la textualidad de la palabra escribiente, no llegamos a escritores, esa es palabra mayor.
El día del libro, disfruté de una película que considero excepcional: El Ciudadano Ilustre, película demasiado completa para sintetizarla, pero que dentro del día del libro, nos da la propuesta de observar la incompatibilidad de pensamientos entre quienes ven siempre el mismo paisaje, y quienes se han aventurado a ver otros variados y diferentes horizontes, situación que puede significar una decepción y divorcio de los pensamientos de unos y otros, tan grande que la convivencia entre unos y otros puede ser incluso catastrófica.
Desde mi más tierna infancia, se me inculco un hábito que después se convirtió en forma de vida: la lectura, mi Tío Fito (tío Abuelo) me empezó a compartir cualquier tipo de libro desde las novelas de vaqueros hasta la Iliada, así de diverso era, yo literalmente bebía las letras, primero porque la lectura me llevaba a mundos que mi imaginación creaba a su antojo, no hay nada más maravilloso que moldear lo que se quiere vivir, algo que en la vida real es imposible, en el mundo de la mente es obligado, fue tanta mi afición por la literatura que mi mayor sueño era ser escritora, pero dentro de mis grandes amores se encuentra el Derecho, bien dicen que cuando se trabaja en lo que se ama, no se trabaja, y no soy escritora pero si he escrito dos libros, los cuales reedito constantemente, son libros, sí, pero académicos.
En ese orden de ideas, siendo este un país con un índice de analfabetismo del 18.5 %, equivalente a un 2.3 millones de personas que son los que no saben leer y escribir, de acuerdo con la BBC el país de América Latina con la tasa más alta de abandono de escuela secundaria es Guatemala con un 52,2%, siendo las mujeres el 21.7% del total de las personas que no saben leer ni escribir, es un privilegio poder hacerlo, pero más poder disfrutarlo, porque hay una gran diferencia entre saber hacer algo, hacer ese algo y lo mejor disfrutar ese algo.
He escuchado en los últimos años a los diferentes candidatos a presidente del país, ofrecer a la población el cielo y las estrellas, como la principal estrella se encuentra la educación para todos, pero ha sido una farsa, todos han negociado con Acevedo la degradación de un programa esencial en el desarrollo de un país como lo es la educación, veamos, si a más de dos millones de personas definitivamente les es vedado el derecho a aprender a leer y escribir, ¿Qué clase de raza política a legislado y gobernado cuando se niega al ser humano un derecho de primer orden como lo es saber leer y escribir?
Mi hija es maestra, cuando alfabetizó, una de sus alumnas era una señora mayor, ella le preguntó que la había motivado a decidirse a alfabetizarse, la señora le contestó que, porque quería escribir un libro, ese dialogo me coloca en esa frontera entre la ignorancia obligada y el deseo de saber, y me pregunto ¿Es justo lo que le han negado los diferentes gobiernos a la población al no cumplir con un precepto básico como lo es la alfabetización? Definitivamente no.
Las palabras dan forma al pensamiento del ser humano, leer es un derecho de todas las personas.