Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.”
Benjamín Franklin

Se ha mencionado en infinidad de oportunidades que, en Guatemala no hay líderes, y esa carencia hace que cada cuatro años la mayor parte de la población tenga como consigna votar por el menos malo, o emitir un voto de castigo, cuando no existen intereses específicos, como un puesto u otros más encubiertos.

Un líder a mi entender es aquella persona que tiene carisma, que en su discurso sabe enlazar muy bien los conceptos, que tiene los objetivos plenamente identificados, y que cumple con ellos, para un líder las masas son un público que le sigue, y él les responde, he escuchado los discursos de Evita Perón, he visto documentales sobre ella, y para mi ella era una lideresa, la gente le aclamaba.

El Estadista es la persona que conoce muy bien las necesidades de la población, que tiene conciencia social y la preparación necesaria para elaborar un plan, conocer con que insumos cuenta, y como ejecutarlo, saber por lo tanto cumplir con la función para la que se ha preparado, además de tener un discurso sencillo pero profundo, que sepa llegar a las masas, las promesas hechas se convierten en palabra de honor, según el DRAE es “Persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado”.

¿Qué necesita Guatemala? Un estadista sin lugar a dudas, hago toda la reflexión anterior porque no logro visualizar a corto plazo la imagen de un estadista, que además tenga liderazgo que cambiara la apatía hacia los procesos electorales, porque veo en el panorama actual todo tipo de personas, líderes no, estadistas menos como dijo Bogart el mundo se divide entre buenos profesionales y quienes no lo son, el profesional no es necesariamente quien se ha graduado en la Universidad, un profesional es aquella persona que la empresa que emprende, la convierte en una obra de arte.

En ese orden de ideas, si una persona no llena esos mínimos requisitos, y consigue el voto de la ciudadanía, al día siguiente la luna de miel terminó, por eso somos un país desencantado decepcionado, que parece no encontrar quien le lleve por el camino del desarrollo social y económico.

Desde que tengo uso de razón, la mayoría de personajes que han ganado el voto de la población que cada cuatro años acude a las urnas, lo han ganado con elementos tan vacíos como la imagen, canciones pegajosas, mucha propaganda y la forma de hablar, que no es lo que dicen. Así realmente qué país podemos anhelar, si ni nosotros mismos somos capaces de: a) identificar a los futuros estadistas, b) prepararlos, y c) llevarlos a gobernar.

En Guatemala, uno de los más importantes presidentes fue un maestro, pero no era un maestro cualquiera, era un pedagogo, que no solamente era docto en su ciencia, sino tenía conciencia social, conocía a profundidad muchas ciencias más, y estaba preparado para gobernar, tanto lo estaba que su obra perdura a través del tiempo, nadie más ha dejado una huella tan perecedera como el Doctor Arévalo, pero él era un estadista, no un oportunista.

Guatemala necesita un presidente que tenga la suficiente visión de Estado para construir las bases de una nueva nación, una persona que sea sociólogo por vocación, aunque autodidacta, sin importar la profesión, creo, que alguien que conozca la sociedad, la comprenda, tenga conciencia social, pero además tenga objetivos genuinos es un buen estadista, y para eso no es necesario cambiar de imagen.

Acá, que ya no nos engañen con espejitos mientras nos quitan el oro, hay una diferencia de presencia y esencia en esos dos objetos, sepamos lo que necesitamos, primero, y después busquemos quien nos lo ofrece, en el horizonte es muy poco lo que se vislumbra, pero lo que sucede es que la gente honrada no se quiere comprometer, porque no hemos desarrollado una verdadera ciencia de la política, sino que la politiquería barata, dirigentes con visión a corto plazo, que no se han preparado, y los preparados no participan.

Debemos apoyar a quien menos publicidad despliegue, porque no tendrá facturas que pagar, recordemos que las facturas políticas son peores que las comerciales, la diferencia: las segundas tienen un valor determinado, las primeras se pueden pagar de muchas formas.

El futuro es ese momento que está por venir, y parece no llega.

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