Gladys Monterroso
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“Detrás de cada gran fortuna hay un delito.” Honoré de Balzac
Constantemente escucho y leo, satanizaciones o justificaciones para actos y acciones llevadas a cabo por diferentes personas, algunas de estas, rayan en lo inaudito por la defensa o acusación que se hace por quienes, argumentan, defienden o atacan, bajo cualquier paraguas de legalidad o moralidad el caso en particular, dependiendo de que sean sus amigos, familiares o correligionarios, enemigos rivales políticos o simplemente porque caen mal, por escandalosa o medianamente correcta, que se perciba la actitud de la persona protagonista, sobre la que lleva a cabo la discusión.
Incluso en actos señalados de corrupción, se aplica en esta época la máxima repetida constantemente por AMLO, según él, dicha por Benito Juárez, que parece ser, nunca dijo el estadista, siendo la siguiente “para mis enemigos la cárcel, para mis amigos la gloria”, el problema se encuentra en el fondo, o sea el significado de esta oración, porque nos manda el mensaje que, se pueden e incluso se deben utilizar diferentes varas para juzgar los mismos actos, dependiendo de las personas que los hayan llevado a cabo.
Es inaceptable, por darle un nombre, que invoquemos la justicia, con el argumento que es válida la conducta en los nuestros, pero no de los otros, a quienes condenamos, ¿Qué es difícil señalar a mi gente? Lo es, pero la catadura moral de cada quien, nos obliga a criticar el acto más allá de la persona, si nuestro referente es la persona, seríamos como Dante cuando escribió la Divina Comedia, porque él, creó tres puertas en las que, la última sería la del paraíso, pero antes tenían que pasar por el infierno y el purgatorio, a lo largo de la lectura el Maestro colocó a sus enemigos en el infierno, posteriormente en el purgatorio a personajes cuestionados según la historia, pero no precisamente enemigos suyos, y en el paraíso a sus grandes amigos, especialmente a su amada Beatriz, ¿Fue objetivo el escritor? No, pero ningún escritor tiene que ser objetivo cuando escribe una obra literaria.
Universalmente se ha castigado al enemigo, y comprendido al amigo en sus claroscuros, quedando los críticos en deuda para con la humanidad por su falta de imparcialidad, y nuestra sociedad no se ha quedado atrás, al fin somos ciudadanos del mundo, aunque serlo no justifica nuestra falta de equidad al valorar al que se encuentra frente a nosotros.
Como ejemplo de nuestra cuestionable escala de valores, hago la siguiente referencia, leí a varias personas atacar a Manuel Baldizón por su regreso a Guatemala, pero, las mismas personas, días después aplaudían el triunfo de Lula en Brasil, los dos personajes antes mencionados tienen un hilo conductor: El Caso Obrecht, uno de los casos de mayor impacto en los últimos años en Latinoamérica, lo importante es que dentro de los nombres relacionados, aparecen los de los dos políticos por lo mismo, corrupción.
Este caso ha dado la vuelta al mundo, por la cantidad de personas involucradas, y su incidencia en cada uno de sus países latinoamericanos en los que diversas personas, aparentemente, se lucraron en una macro acción de corrupción a nivel mundial.
Viene a colación lo anterior porque, es mi opinión, no podemos ni debemos, separarnos de nuestra línea del pensamiento, dependiendo del color de la persona a la que juzguemos, recordemos que cuando emitimos una opinión, implícitamente en algún momento estamos condenando a alguien, no siendo jueces, ni encontrándonos, presidiendo un tribunal, nos damos el lujo de condenar y absolver, defendiendo con uñas y dientes nuestro veredicto.
Llama la atención que la izquierda mundial no condene la actitud de Putin en su carrera de crímenes contra población civil, así como la derecha tampoco se escandalizó por los despropósitos e ilegalidades que sigue cometiendo Trump.
En el mismo contexto, a nivel mundial, en el caso de Johny Deep y Amber Heard, los defensores del Me Toó por todos los medios posibles, trataron de vendernos a una Amber víctima de maltrato, sin embargo, el juicio legal demostró que, en realidad fue lo contrario, así la cosa, siguieron defendiendo a Amber por el hecho de ser mujer, no de ser víctima, flaco favor nos hicieron a las mujeres.
¿Qué relación tiene Johny, Amber Putin y Trump con la corrupción en nuestro país? Nada más que ser parte del ejercicio humano de establecer que existen diferencias de valoración en donde no las debería de haber, que deberíamos utilizar la misma vara para calificar a nuestros amigos y nuestros enemigos, así como a quienes nos caigan bien y a quienes no, y lo más importante a los que se encuentran ideológicamente en una diferente esfera.