Gladys Monterroso
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“Jamás he creído que pueda construirse nada sólido ni estable en un país, si no se alcanza antes la independencia absoluta.”
Francisco de Miranda
Son doscientos años de vivir en una estructura de elites que nos mantienen, a un 98% de la población, en un estado de sumisión, que no ha variado, con excepción de los diez años en los que se crearon instituciones que aún persisten, todo lo demás es parte de lo mismo, cambiamos solamente de actores, la tragicomedia sigue siendo la misma, unos pocos mueven los hilos de la vida de los demás.
¿Qué significa una moneda conmemorativa? Más el dinero que se está gastando en una celebración, sin razón de ser, rememora la subyugación de la Guatemala profunda, veo con respeto a los coleccionistas, pero es mi percepción que esta conmemoración es una muestra de la mayor farsa que se nos ha narrado durante estos dos centenarios, una historia inexistente, una lucha por mantener el estatus quo del criollismo chapín de aquella época, momento histórico en el que se perpetuo la mayor ficción en la que se escudaron las elites para crear una mentira, que con el tiempo se vendió como verdad.
Nos llenaron la cabeza y el corazón de patrio ardimiento, para que creyéramos que hubo un acto de emancipación, sin embargo, no ha sido así, hemos vivido una gran falacia, a diferencia de otros países latinoamericanos, en los que sí se dio una verdadera independencia por parte de los pueblos originarios y de quienes se sentían propios de esos lugares, en Guatemala se vivió una burda estafa para la historia, que se sigue manteniendo, y cuya celebración no tiene razón de ser, cuando diariamente hogares se enlutan por la falta de políticas de combate a la pandemia producida por el coronavirus, que se ha agravado producto de otro cáncer que nos agobia, llamado corrupción, que se sostiene desde hace más de 200 años.
Ese ardimiento resurge, pero en forma de repudio al robo descarado y evidente por demás, de las autoridades, que constantemente se burlan de la sociedad en general y que socaban aún más, si se puede, la institucionalidad del país, lo peor estriba en que, este no es un hecho fortuito ni aislado, es producto de las estructuras que se crearon antes del 15 de septiembre de 1821, los hechos que nos han vendido como una gesta patriótica, no fue más que la formalización de lo que sería nuestro país, mantener a los que estaban arriba, sin sumar a nadie más, y que los de abajo, no dejáramos nunca de estar abajo.
No existió independencia alguna, lo que sucedió fue un acuerdo entre la elite económica para mantener sus privilegios, en detrimento de la población en general, no existió lucha alguna, simplemente acuerdos para que la misma elite dejara de sentirse subyugada por los impuestos que tenía que pagar a la corona española.
La historia no miente, ¿En dónde estaba el pueblo llano, cuando se reunieron los representantes de la iglesia, el ejército y los diputados que no representaban precisamente a ese pueblo llano? Ausente como se encuentra hoy, más aún, tomando en cuenta que para ser diputado se tiene que comprar un espacio en el listado, representatividad no existió en ese club de amigos, prueba de ello, y que la historia no pudo ocultar, fue el llamado de José Cecilio del Valle para escuchar al interior, porque también es Guatemala, petición desoída, por la que, él tampoco luchó, ya que él, al igual que los demás, atendiendo las ordenes de los mandamases de ese momento, representados por los criollos, proclamaron burdamente una independencia que nunca existió.
Lo que se perseguía, y se logró era dejar de pagar impuestos a la Corona, sumado a mantener al país en un estado de desigualdad, que se sostiene.
Ya anteriormente Atanasio Tzul, reconocido líder de Totonicapán, y un referente de lo que es un verdadero dirigente, se levantó contra las injusticias, esto alarmó la élite ladina, predecesora del status quo, pero no duró ni un mes, la importancia histórica de Totonicapán fue el levantamiento de Tzul y compañeros contra quienes defendían intereses particulares, por lo que debe ser recordado como un verdadero héroe nacional.
Ante la historia no pueden cerrarse los ojos, porque la historia siempre estará ahí