Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
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“Es la salud el bien más preciado. Y no el oro o la plata”
Mahatma Gandhi

La salud es un derecho humano, universalmente reconocido en diferentes tratados y convenios internacionales, más allá de estos instrumentos humanitarios, la misma Constitución Política de la República dentro de varios de sus apartados recoge la esencia de este derecho, especialmente los artículos 1, 2, 51, 69, y 93 entre otros, sin embargo, la pandemia que estamos viviendo demuestra que con relación a este derecho nos encontramos en deuda socialmente.

Esta problemática, ha dado como resultado que se cree un tipo de turismo diferente al tradicional, derivado de que países, como EE. UU. han abierto sus puertas, para prestar un servicio universal a la sociedad global, vacunando a ciudadanos del mundo para inmunizarlos temporalmente contra el Covid-19, recordemos que a diferencia de otras vacunas, el resultado de esta es temporal, lo que significa, que por el momento nos ataremos a inmunizarnos constantemente, derivado de lo anterior me hago la siguiente pregunta: ¿Hasta cuándo los Estados como el nuestro podrán pagar para recibir la vacuna? Complicada se ve la situación.

La seguridad sanitaria se convierte entonces, en un negocio redondo para los creadores y vendedores de las vacunas, por la constante inmunización a la que la sociedad global se verá esclavizada para poder mantener un mínimo de salud, sumado a lo anterior las condiciones abusivas que imponen Moderna y Pfizer a países como el nuestro, exigiendo que por medio de una ley no se les puedan deducir responsabilidad alguna, por futuras complicaciones, mientras a los países del primer y segundo mundo no les exigen condición alguna.

Aunado a lo anterior, circula la información en las redes sociales de los medios tradicionales, que México se encuentra vacunando a los mayores de 40 años, sin importar la nacionalidad, por lo que los guatemaltecos se están aventurando a cruzar la frontera con el vecino país, y así poder recibir la inmunización temporal, situación que significa una ayuda a quienes no tienen visa para el Imperio del norte, encontrando la ansiada dosis más cerca y rápido.

Mientras tanto en nuestro país, se percibe un descontrol sistemático, para satisfacer las necesidades inmunológicas de los ciudadanos que, gradualmente van llegando a la edad establecida para recibir la vacuna, ¿Cuáles han sido los principales problemas que han afrontado los ciudadanos para poderse vacunar?
El primer problema es la falta de comunicación de las autoridades de salud, veamos una persona se inscribió desde el momento que se autorizó el proceso de inscripción para su edad, respetando las comunicaciones oficiales, esperó vanamente la comunicación estatal, sin embargo, otras personas se inscribieron posteriormente y recibieron la notificación en el plazo de una semana, ¿Qué sucedió? Aun no se sabe, sigue esperando la esperada notificación.

Esta problemática se ha repetido para muchos ciudadanos (Demasiados), que debidamente registrados esperan la comunicación oficial, que no llega, porque no se cuentan con las suficientes vacunas, mientras los dueños de las farmacéuticas que fabrican las vacunas cual buitres dan un trato preferencial a los países europeos sobre los latinoamericanos, imponiendo cláusulas abusivas a los gobiernos de Latinoamérica, con la condición de dejarlos fuera de asumir responsabilidad alguna de un probable daño a los seres humanos que reciban su vacuna, por si fuera poco, mandándolas a cuenta gotas.

No cabe duda de que bajo el paraguas de un servicio social se esconde un negocio leonino, con el que dueños de empresas inescrupulosas juegan con la vida de los que ellos consideran ciudadanos de segunda, o probablemente no llegamos a ser calificados ni seres humanos, pero si reciben nuestro dinero, el que no es calificado de segunda precisamente.

Esta pandemia, ha desnudado aún más, la precaria situación en la que vivimos históricamente en el país, no contamos con respuesta a las pequeñas y grandes dificultades que debemos afrontar, el problema sanitario nos desnuda en la peor de las realidades, la gente se está muriendo porque no tiene acceso a las vacunas, producto de un sistema desordenado, y de los mercaderes de la salud que nos ven muy por debajo del hombro.

Mientras no se afronten con seriedad y disciplina los problemas sociales, nos seguiremos sumergiendo en el laberinto de la pobreza estructural, y la pandemia no es el único de nuestros problemas, lo es también la desnutrición crónica que sufren el 50% de nuestros niños.

Las soluciones cortoplacistas socaban nuestro futuro, encadenados a una pandemia mundial, extorsionados por grandes comerciantes de la salud, mendigando que nos concedan la oportunidad de recibir las vacunas, pagadas por adelantado, a merced de las condiciones que nos imponen solamente a nosotros por ser latinoamericanos.

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