Gladys Monterroso
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«La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma»
John Dewey
Confucio en su momento sentenció: “Donde hay buena educación no hay distinción de clases”, desde siempre he tenido la seguridad que el estudio y la educación tienen correlación, pero no es un absoluto, además no son sinónimos, como en determinado momento se pudiera creer, muchas veces estos dos conceptos se encuentran incluso divorciados entre sí, el DRAE define la educación como: Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes, cortesía, urbanidad.
Estudio a diferencia de la educación viene de estudiar que se significa: Ejercitar el entendimiento para alcanzar o comprender algo. Cursar en las universidades o en otros centros docentes, mientras instrucción viene de instruir que significa: Comunicar sistemáticamente ideas, conocimientos o doctrinas. Enseñar, adoctrinar.
Tomando en cuenta lo que establece el DRAE, con conceptos más claros se comprende aún más lo que Confucio quiso transmitir: la educación es el verdadero ser de cada quien, se encuentra compuesto por lo que se vive diariamente, de las costumbres, del hogar, literalmente se mama, porque significa la esencia del ser humano, su escala de valores, lo que simboliza para la persona el honor, el respeto, la dignidad, la moral, la ética, conceptos que se encuentran en el mundo de las ideas.
En el mismo contexto, el estudio es más restringido si lo analizamos como parte del individuo, porque aunque ejercita la mente para comprender algo, es cierto que generalmente las personas estudiosas son aquellas que se afanan por ser mejores en una o más disciplinas científicas, teóricas o prácticas, es parte de la vocación, y del interés por una ciencia, o técnica; y la instrucción, es aún más reducida, porque es el traslado de algunos conocimientos, el maestro instruye, el catedrático, o el técnico, pero es limitado a lo que le corresponde.
Por lo anteriormente expuesto, podemos plantear que la educación es la que hace libre a la persona, y diferente a las demás; para quien me hace el favor de leerme, cerremos los ojos un momento he imaginemos estar en un espacio físico o virtual como hoy vivimos, ¿Qué sensación experimentamos cuando alguien entra y saluda con una sonrisa o una expresión agradable, o, cuando físicamente en un conglomerado por accidente nos golpean y nos piden disculpas cortésmente? Lo dejo a su imaginación, ahora volvámoslos a cerrar los ojos he imaginemos, las mismas circunstancias, pero con distintas actitudes, sentiremos diferentes emociones.
Una persona puede tener 100 diferentes diplomas y títulos, y, su currículum conformarse de más de 1000 páginas, con documentos que demuestran licenciaturas, maestrías, doctorados, acompañados o no de un apellido con tradición, pero su educación en el día a día no tiene escritas ni dos palabras, derivado de la pobreza de su actuar.
De acuerdo al libre albedrio, propio del ser humano que vive en libertad, siendo el pensamiento lo más soberano con lo que contamos los seres humanos, y que se manifiesta aún más en mundo virtual como el que nos ha tocado vivir, en el que cada quien actúa de acuerdo a su tabla de valores, asumiendo que frente a un aparato termina el mundo, y que precisamente esa libertad anónima, nos hace inmunes al escrutinio social, lo que convierte el actuar en verdadera impunidad del pensamiento, este tipo de conductas se observan tanto detrás de un perfil falso o verdadero, como en el real hacer del mundo de las relaciones sociales físicas, veamos ¿Qué sucede con aquel maestro que nunca llega a impartir clases, y después pide dinero o favores sexuales para que los alumnos/as sin diferencia de edad ganen el curso que nunca lo sabrán al dedillo?
Creo firmemente que la educación es responsabilidad de todos, como padres, abuelos, hermanos, somos responsables de lo que sembramos en cada persona que por decisión propia o por cuestiones circunstanciales debemos educar. El día que como guatemaltecos logremos diferenciar y atender con esmero la educación daremos el primer paso al desarrollo individual y colectivo, y a una sociedad mejor, donde no existan más diferencias que la técnica, ciencia o arte que desarrollemos y la forma en que administremos el dinero que honradamente ganemos.
En este contexto, Mahatma Gandhi sabiamente dijo “La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo. ¿Qué otro libro se puede estudiar mejor que el de la Humanidad?”, sumado al pensamiento de Benjamín Franklin que escribió: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
¿Usted qué piensa? ¿Nos ayudara a construir un país mejor, o se conformará con doctorados, pero no con personas educadas?
Las buenas familias se componen de personas con valores, las demás son solo familias.
