Grecia Aguilera

Periodista, escritora, filósofa y musicóloga. Excelsa poeta laureada. Orden Ixmukané, Orden de la Estrella de Italia, Homenaje del Programa Cívico Permanente de Banco Industrial, Orden Antonio José de Irisarri, Embajadora y Mensajera de la Paz.

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GRECIA AGUILERA

Entre mimos, caricias y con los brazos abiertos fue recibido Charles en casa de mi hermana Sigrid, un hermoso gato persa, felino bicolor de lomo dorado naranja, y blanco níveo por debajo, colmado de un pelaje muy suave, brillante, fino y sumamente sedoso que precisa ser acariciado sin pensar, es una verdadera ternura; y como era de esperarse se convirtió de inmediato en la sensación, pasión y todo amor de la familia, su advenimiento nos ha colmado de felicidad en nuestro diario vivir.

Al momento le fueron colocados sus utensilios necesarios, primeramente su deliciosa comidita, y le fueron, tanto comprados como obsequiados, juguetes de toda clase, casitas, camitas, colchitas, quedando todo aquello para la posteridad, pues sus juguetes preferidos resultaron ser las ramitas que encontraba en el vergel, reuniéndolas en su centro de operaciones; adormila donde él crea conveniente para su comodidad durante el día y al buscarlo se le encuentra en los lugares menos pensados, durante la noche duerme como un Emir de las Mil y una Noches, en camas y divanes de ensoñación para él.

Cuando conocí a nuestro aristocrático minino, mi corazón latió tan fuerte, que pensé que iba a morir de la emoción, no solamente por su belleza, también por su “gatonalidad”, por decirlo así que es fantástica, su elegancia, a veces arrogancia que lo vuelven príncipe, protagonista de cuentos de hadas como el gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas, o tal vez cree ser Crookshanks, el gato genio de Hermione Granger en la exitosa saga de Harry Potter, mitad gato mitad un Kneazle, o sabe que grandes escritores y poetas se han inspirado en sus ancestros, como Jorge Luis Borges cuando escribió:

“No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.”

o Víctor Hugo que opinaba:
“Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.”

La casa de mi hermana Sigrid se convirtió en su palacio, aprendió a bajar y subir las gradas con facilidad y en el jardín recién renovado, muy respingado en su afán, busca abejas y abejorros sin miedo a ser picado en su pequeña nariz, da brincos y cabriolas para alcanzar colibríes, tratarlos de cazar, y sin ningún resultado satisfactorio, y su ego muy frustrado, se tira en la grama a descansar, si le sobrevuelan mariposas no para de saltar, y al verlas volar tan alto se da media vuelta y vuelve a empezar.

El adorable micifuz es de mi querido e inteligente sobrino Stephan, inspirado por su gallardía lo bautizó con el nombre de Charles, más su primorosa mamá lo llama con mucho amor Cuzy, por lo que yo le digo Charles-Cuzy; seguramente mi señor padre, el maestro León Aguilera, lo hubiera llamado Ginger, Brandy, Dulcineo, o como el primer gato que tuvo mi hermano León, el Caruso, nombrado así por su intenso maullido.

En definitiva, mi papá hubiese dicho que era un nefelibata o como tituló una de sus famosas Urnas del Tiempo “El Gato poeta”, que en una de sus estrofas manifiesta:

“El gato es un poeta, se dirá que no escribe, ¿es necesario hacerlo? Se puede serlo sin trazar una línea, basta con soñar… Este gato se llama Nefelibata; bueno, lo he sorprendido viendo hacia arriba, más allá de las ramas, a las nubes que bordean el cielo azul, se queda a ratos extático, sueña con devorar pechugas de palomas.”

Charles-Cuzy también es tierno, dulce, amoroso, sensible, muy travieso y bandidito a la vez, pero se le ama intensamente, sus atrevimientos y exploraciones se vuelven sonrisas y alegrías, mitiga las tristezas y alivia los dolores; con su carita inocente y mirada de michi apacible y quieto, doblega a cualquiera.

Siente y presiente que sus antepasados, de dioses venerados en el antiguo Egipto, pasaron a ser en la Edad Media ejecutados, por ser los ayudantes de magos, adivinos y hechiceros; y que más adelante pasaron a ser simples mininos callejeros, que con suerte llegan a tener un hogar como el de él, lo que me recuerda mi poema titulado “Felinos Misteriosos” que dice:

“Seres visionarios, dioses venerados
por sabios inventores del antiguo Egipto.
Nirvanas del pasado, descubren en sus ojos
el porqué de la existencia.
Contemplan en vigilia los misterios más profundos
de un mundo insubsistente.
Faraones indomables, metafísicos del alma
profetizan los albures y observan en las noches
el destino del planeta, hilvanando el tiempo
en cósmicas burbujas.
Transitan en el alba y vislumbran en la bruma
la presencia creadora
reflejada en la luz de las estrellas.”

Durante el año a los gatos se les dedican tres días internacionales, el primero es cada 20 de febrero, declarado por internautas en honor a Socks, mascota presidencial; el segundo es el 8 de agosto, instaurado por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal, y el tercero es el 29 de octubre, creado por la reconocida filántropa Colleen Paige, para: “Promover la adopción y crear conciencia en las personas sobre los problemas que viven los gatos, sobre todo de aquellos que viven en las calles.” Así que estaremos celebrando esas fechas a nuestro amado minino y también su cumpleaños.

Inspirada en Charles-Cuzy escribí el siguiente poema titulado “Amor de vergel” que expresa:

“Veo en ti un alma genuina que esparce
en el tiempo amalgamas de paz y alegría.

Siento en ti pasar con dulzura los días
imaginar con pasión atardeceres sibaritas
ver danzar las mariposas
mientras con tus ramitas retozas.

Pienso en ti y en tu amado vergel
humedecido por el rocío anochecido
impregnado de brisa tempranera
con aroma a nostalgia y primavera.

Amo en ti tu sabia independencia
a tu recién nacida inocencia
y al viento que te acaricia sin permiso.”

Larga vida a Charles-Cuzy en su nuevo y bello hogar, que es un verdadero palacio para él.

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