Factor Méndez Doninelli.
En estos momentos de la actual coyuntura nacional y ante el próximo evento electoral que inicia en 2023, es inevitable que las organizaciones, sectores, grupos y personas de pensamiento progresista, democrático y humanitario dupliquen esfuerzos y alianzas estratégicas para impulsar un pacto de convergencia nacional, de unidad y resistencia para conquistar el ejercicio del Poder público, derrotar al proyecto siniestro de las elites depredadoras, las políticas neoliberales desiguales, inhumanas e iniciar la reconstrucción del país.
En Guatemala, todo mundo sabe que la población guatemalteca atraviesa una crisis social, económica y política sin precedentes derivada de dos fenómenos, uno interno y otro externo. A lo interno, lo que agita a la gente son las redes de corrupción e impunidad que mantienen secuestrado al Estado y sus instituciones, mientras que, el externo está conformado por dos hechos que alarman a la humanidad entera por los efectos negativos de largo plazo, el primero, la pandemia de Covid 19 y el otro, la operación militar especial de Rusia en territorio de Ucrania.
Hablar del fenómeno interno, es referirse a la hegemonía histórica de las elites conservadoras, a la corrupción e impunidad que predomina con las mafias locales que controlan los tres Poderes del Estado y la totalidad de las instituciones públicas. Significa violaciones sistemáticas de derechos humanos, saqueo descarado de fondos públicos, negocios ilícitos de todo tipo, incremento de la impunidad, subordinación entre los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, quebrantamiento de la independencia judicial y del sistema de justicia, decisiones arbitrarias, imposiciones autoritarias, criminalización de las luchas sociales, persecución de jueces, fiscales, periodistas, defensores de derechos humanos, ataques a las libertades de expresión y prensa, desmantelamiento de la institucionalidad de la paz, leyes regresivas, cierre de espacios de participación ciudadana o auditoría social, extensión de la desnutrición crónica infantil, la deserción escolar, la emigración irregular, la pobreza y pobreza extrema.
Desde que, el Gobierno de Jimmy Morales suspendió la continuidad del trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG), los corruptos y criminales agarraron fuerza, los invadió la alegría al saber que, podían continuar su perversa estrategia de seguir el robo a manos llenas, sin ningún control y por fin lo lograron. El resultado es la construcción de un Estado a la medida de los intereses de las elites, sus siervos y testaferros. Es decir, un Estado que abandonó el deber de buscar el bienestar común.
Respecto a la pandemia que azota la salud de la humanidad en todo el planeta, se deben continuar los esfuerzos científicos para lograr la mayor inmunización posible entre la población para el control y eventual desaparición. En Guatemala, hay todavía un gran porcentaje de personas sin vacuna, lo cual agranda los riesgos, mantiene latente al virus y, por tanto, aumenta los contagios.
Por otra parte, los daños colaterales que surgen por la confrontación entre Rusia y Ucrania tienen efectos mundiales en la economía y ponen en riesgo la seguridad alimentaria de grandes segmentos de población mundial entre ellas, la guatemalteca porque se prevé escasez de alimentos, que representa aumentar la hambruna de millones de personas.
Así de jodido están el escenario y la coyuntura nacional, por eso la alarma y el llamado de atención a los sectores aludidos al inicio de este escrito. Sabemos y entendemos que la unidad, es la única vía para abrir la posibilidad de acceder al Poder político e iniciar los cambios para lograr una sociedad tolerante, fraterna, respetuosa de la diversidad, libre de racismo, discriminación y desigualdad, así como, consolidar un Estado plurinacional, con independencia de Poderes y promotor del bienestar común.