Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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Factor Méndez Doninelli

El empeño por rescatar del olvido las jornadas patrióticas de marzo y abril de 1962 y preservar la memoria histórica para las nuevas generaciones, es un deber de lealtad que tenemos los protagonistas sobrevivientes para con los jóvenes héroes y mártires que perdieron la vida a causa de la represión violenta desatada contra la juventud estudiantil por el régimen del general Miguel Ydígoras Fuentes. Estas gestas auténticas de 1962 fueron un parteaguas en el devenir histórico del país.

Para el próximo 15 de octubre, se anuncia el lanzamiento de la campaña para conmemorar en el 2022 el 60 aniversario de las gestas de marzo y abril de 1962, para lo cual la Comisión Organizadora preparó un extenso programa socio cultural que inicia en octubre 2021 y culmina en abril 2022 con la entrega de la antología “60 años de las jornadas de marzo y abril de 1962.”

Respecto a estas gestas el antropólogo guatemalteco Jorge Solares, sostiene: “Referirnos a las jornadas de marzo y abril de 1962 significa abordar una de las grandes rebeliones juveniles contra el poder en el Siglo XX en Guatemala, la tercera para ser exactos. Puede vérsele como el primer levantamiento popular plural contra el poder después de la supresión del régimen democrático con el derrocamiento de Árbenz en 1954. Escribir este texto después de lo ocurrido, mueve a reflexión sobre aquella juventud, el resultado de la desaparición de tantos protagonistas, el poder estar aquí y ahora danto testimonio de eventos y personas que merecen la exaltación ciudadana. Tributo a aquellas legiones juveniles que dieron lo mejor y más grande de sí mismos: el desafío, el valor, la entrega y hasta la vida en esos turbulentos y sangrientos meses de marzo y abril de 1962.” Continúa: “…Pero afuera de preguntas y conjeturas, sí queda claro hoy; que en aquellas épocas, el estudiantado de posprimaria dio ejemplos de heroísmo juvenil. Por su lado, queda claro que la Universidad de San Carlos y la AEU eran instituciones escuchadas y respetadas por la ciudadanía guatemalteca. Tenían algo que desde hace un tiempo ha ido perdiéndose. No se vendían a factores ni poderes externos. No buscaban lo fácil sino lo digno.” (2012).

De aquellos momentos vividos, recuerdo que el uno de marzo de 1962 a las 10:00 a.m., un grupo de más de trescientos estudiantes de secundaria y universitarios, encabezados por el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (FUEGO) y la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), todos vestidos de riguroso luto, caminamos los pocos metros que separan a la antigua Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos (Usac) hoy el Museo Universitario (MUSAC); hacia el Congreso Nacional, con la finalidad de colocar una corona fúnebre en la puerta principal del Hemiciclo, como señal de protesta por el escandaloso y descarado fraude cometido meses antes por el Gobierno militar caracterizado por corrupto, nepotista y vende patria del general Ydígoras Fuentes y la imposición de nuevos diputados al Congreso que ese día tomaron posesión espuria de los cargos.

Los aciagos meses de marzo y abril de 1962, fueron de intensas y cotidianas luchas callejeras con el saldo de muertos, heridos, presos o desterrados. El periodista Saúl David Oliva, recuerda que en esos meses, “…se produjo en Guatemala un inusitado e increíble fenómeno social que, revolucionó la comunicación social por radio, denominado CADENA RADIAL DE LA DIGNIDAD, encabezada por las emisoras LA VOZ DE LAS AMÉRICAS, que dirigía el gran locutor José (Pepe) Flamenco y Cotero y la MIL DOSCIENTOS DIEZ, conducida por otro gran comunicador en las ondas etéreas, Marco Tulio Illescas.”

“Quien no recuerda el pasado está condenado a repetirlo.” Jorge Santayana.

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