Flaminio Bonilla

post author

Ahora un paréntesis en los acostumbrados comentarios y análisis políticas, en las críticas objetivas con  acciones de hombres públicos y de gobierno, para dar espacio al sentimiento y pesar en la muerte del 19 de febrero de 2024 de Edgardo Cuevas,  un amigo de todos, que fue un hombre en el amplio sentido de la palabra.

Nos conocimos en el año 1963, cuando empecé a estudiar en el Liceo Guatemala, Waldemar entró antes y con su gran amigo Ramon Barillas Moran. Y cuando ellos se graduaron de Bachilleres en Ciencias y Letras, los dos empezaron en la Universidad de San Carlos, para ser arquitectos, pero el Moncho se nos fue hace varios años.

Fijate Edgardo que estuve planeando para conversar y platicar con tu estirpe, para  platicar de nuestra música con “el Chino” Gramajo y la  Oscar “la Pulga” Asturias, porque todos nosotros bailamos las canciones de los   Beatles,  los Rolling Stones y con algunas baladas nos enamoramos las canciones de Nino Bravo,  la Durcal, Raphael, Juan Bau  o Juan Erasmo Mochi; contorsionarse  Lets  twist  again con Chubby Checker; la María de los Guardias”, con “Los Guaraguao” y  sus Casas de Cartón”; tuvimos ensueños con “Los  Iracundos”  y  esos sueños jamás desaposentan   esa morriña  de  vida, “los pueblos vivían en paz” .  .  .  qué utopía,  qué alucinación;  pero también hablar de la  evolución de ese plato internacional porque vos Edgardo fuiste un Chef con tu Paella y queríamos departir con los muchachos del Colegio  en tu choza, pero eso ya no se pudo porque vos querido amigos como un bardos del amor y la felicidad ya te fuiste  al firmamento.

Vos amigo fuiste artífice diseñador y ahora  con tu Ser Superior del Supremo Arquitecto del Universo. Partiste con las estrellas y  seguiremos y juntarse a la Casa de nuestro Dios para descubrir tu universo y tener tu paraíso, para vos arquitecto con esos   trozos de serenidad, alivio,  ternura y amor para darle más  luminiscencia  a la  luna,   un  nuevo fulgor a las estrellas, a los  astros  y  los  luceros  y  juntos poder contemplar  una nueva  constelación,   repleta  y  rebosante, con tu  inspiración.

Cuando un amigo muere,  nos embarga un dolor muy profundo que cala hasta lo más hondo de nuestro núcleo, al despedir a alguien que como ser humano fue poseedor  de las más    altas virtudes que un hombre puede tener, mostrar y desarrollar en decurso de su gran fructífera vida.   Edgardo vos tenias tu empatía, fraternidad, humildad  y  amor,  por todos quienes te  quisimos.

Fuimos camaradas desde hace más de  60 años, somos amigos “panas” “cuates” porque somos parte de la cofradía de los versos con las “Duelo de Plumas”. Edgardo estaba lleno de efusiones, dinamismo, un torbellino, puro  patojo cabrón,  bullanguero y retozón. Hoy que no le tendremos más físicamente entre nosotros, nos hará falta su presencia siempre  bondadosa  y bonachona; su risa y su franqueza; su camaradería y su nobleza; su don de gentes y su mano siempre franca y abierta.    Edgardo; se nos fue otro de los poetas de las Promos 66 y 67 Liceo Guatemala, nuestra chingadera en estos “Duelo de Plumas” los bardos están de duelo. Aquí estamos los trovadores: «La Pulga» Oscar Asturias; «PP Salute» José Muñoz; «Chino 67» Arturo Gramajo Mondal; Jorge Álvarez Corado «El Cuyo»; Alfredo «Sildenafierro» Herrera; Jorge «Charamila» Fuentes Aqueche (RIP); Flaminio «Flaminetti» Bonilla Valdizón y Edgardo «Walmart» Cuevas Quezada (RIP). Siempre teníamos en el colegio un chascarrillo: . .  .  no  éramos frecuentes, sin hábitos para no “enzaguanarse,  los alipuces  y tragaldabas con bocas de jocote verde colgado en pita, chile chiltepe, sal y limón”.  

Ahora vos bardo, seguís con nuestro Dios. Y decirte a tu querida familia, porque  Únicamente  ÉL que es infinitamente misericordioso y todo amor, puede darnos el valor y la templanza en momentos de tribulación y adversidad.   Aceptemos   su partida porque DIOS así lo quiso, ese fue hoy su destino; refugiense como siempre lo han hecho en DIOS, que ÉL será su mejor apoyo para no desmayar, su fortaleza para no desalentarse y  aceptar con resignación cristiana, la desolación que deja la ausencia de nuestro   querido e insustituible.      Buen viaje «nuestro Pana», la gran cofradía de los trovadores del Liceo Guatemala y porque algún día nos veremos con vos amigo.

Que su esposa Caty,  sus hijos, nietos,  sus hermanos, demás familia y todos sus amigos, los bardo están en los   “Duelos de Pluma”. Ahora vos Edgardo estas con DIOS y nuestra madre la Virgen María. Descanse en paz y miles de aplausos un nuestro irremplazable, a nuestro amigo, “nuestro pana” “nuestro cuate” Edgardo Waldemar Cuevas Quezada. Como dice la canción de Alberto Cortez: “Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la  llegada  de  otro  amigo . . . 

Artículo anteriorRecuerdo de la Semana Santa
Artículo siguienteGuatemala no está lista para vivir en democracia