Flaminio Bonilla

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Flaminio  Bonilla  Valdizón
flamabonilla@gmail.com

Es una  falacia   decir   -que  en estos  36  años en  Guatemala   tenemos  democracia  desde  enero de 1986-.  Lo que tenemos es  una  desesperación  y  una estupidez,  cuando  Giammattei   subió  al  solio   presidencial   el 14  de  enero  de 2020,  significan  la frustración,  la ira, sueños truncados, de angustia  y pesimismo. Que se vulneraron los principios morales, ignorando la miseria de los guatemaltecos, derrochando lujos, ostentando prepotencia, fortaleciendo  la  impunidad de civiles y  militares;    hartándose en la  opulencia  del  dinero   mal   habido.

Es una larga lista de los presidentes que se jactan de  ser solidarios, fraternales y democráticos, engañando en sus campañas con discursos inútiles, cuando a la población casi todos ofrecieron el  acceso al poder, a la riqueza  y a la cultura.  Nos  embaucaron  con  sus  promesas y  cuando se  treparon  al  poder se volvieron  más prepotentes, su  vanidad con sus lujos y haciendo gala del mayor cinismo.  Durante estos gobiernos es el derroche de los dineros del pueblo.  Y  estuvieron  a la orden  del  día, se rodearon  de toda una corte de aduladores,  serviles  y lacayos.

Tenemos una  Nación muy golpeada, una sociedad confrontada y fragmentada,  una sociedad intolerante y tremendamente polarizada. Un país  en donde abundan los extremos entre riqueza y pobreza, entre opulencia y miseria, entre hambre y saciedad, un país de injusticias  y desajustes  sociales.    Necesitamos una   nueva historia  de vida como República,  sin distinciones de credos o ideologías, ni de posiciones sociales o económicas. Necesitamos una   cohesión  para  espetarle  a los corruptos  gobiernos,  primero  al  Presidente  y  su Vicepresidente.

Todos  los gobernantes han sido  despreciables, por impostores  e irrespetuosos de  las leyes,  farsantes  y calculadores.  En sus campañas  nos vieron  cara de babosos, eran  de aquellos que tiran la piedra y esconden la mano.  La Historia se repite  siempre  porque las huestes presidenciales nos  robaron,  corrompieron   y   saquearon.  Nosotros tenemos la  esperanza de que gobiernos  que tengan el respaldo popular asuman la conducción de la Nación.  Los  guatemaltecos  tenemos todavía  ab­soluta libertad para   luchar  y batallar por el respeto al hombre y sus intrínsecos derechos. Necesitamos un presidente que sea  un crítico severo de la impunidad, de la violencia  y  del crimen  institucional. Por ello  estamos para encaminarnos por  los derroteros de la verdad,  el  desarrollo y la justicia, de nuestro resquebrajado sistema  institucional.  Sabemos  que  en estos   36 años,   están    llenos  de  desaciertos    y   pocas    realizaciones.

Necesitamos su cimen­tada y sólida como defensor  de  los derechos del  Pueblo.  Todos los presidentes de este país,  se plegaron a los intereses del  poder real, lo doblegaron las ver­daderas cúpulas de poder.  Cedió ante el  poder del  capital  y  de  las cachuchas.  Este gobierno está  tambaleando porque la or­questa la dirigían otros.  Los enjambres del  manejo  del Es­tado, los siguió teniendo ese enemigo oculto, ese inquilino de piedra de la Casa Presidencial.  Esas fuerzas malignas que siguen alimentando  el  crimen, la desvergüenza y la im­punidad.  Esos fueron los factores reales de poder que nos gobernaron.  Y nuestra sociedad siguió fragmentada y confrontada;  y los pobres siguieron siendo pobres y los ricos se hicieron más ricos.  Tenemos  un país pobre, un país  en  donde  cam­peaba la inseguridad, la corrupción y la impunidad.  Y  en  los últimos  meses  de  su  gestión,   le crearon una falsa imagen, tenemos ir­realidades, mitos  y  quimeras.

No hemos comprendido que la democracia es una concepción funcional y estructural encaminada a dar vida al Estado por los senderos  de la cooperación, la solidaridad y el respeto.  Concluiremos más de tres décadas  perdidas; nuestra realidad  es  aberrante, nuestra miseria es  frustrante  y  nosotros los guatemaltecos, somos  ahora una población desesperanzada, con incertidumbre de nuestro futuro. Guatemala sufrió una larga  atadura de mentiras, de acidez, de amargura, de equivocaciones  y  de  actos  u omisiones infames y malignas, a Guatemala  la  engrilletaron pérfidamente. Y ahora el acabose es  la “tapa  al pomo”  con otro “clavo”, el  3 de febrero de 2022 en este Vespertino  dijo que “Giammattei  polarizando al Ejército” está diciendo  “siempre  empeñados  en la vieja  polarización  entre comunista  y  anti-comunista,   utilizada    hábilmente    para concretar aquello de “divide  y  vencerás” porque mientras se mantenga  ese  pleito artificial entre gente  que  ni  siquiera  entiende de  ideologías  no las conoce, los  corruptos se pueden dedicar a  sus  cosas  sin contratiempo.”  Estamos viviendo  un  Estado  fallido, no tenemos República,  tenemos una  narco-cleptocracia,  a causa de la corrupción y  lo  que Giammattei   quiere  es que el Ejército  reprima a  los  que se oponen  al  saqueo   que  se  está   cometiendo  en  forma brutal. “Polarizar al ejército en la burda pero eficiente  maniobra  que nos   mantiene divididos  es recurrir a las armas  para silenciar a  la  oposición  y  a cualquiera  que  no  se  somete  dócilmente  a  la  dictadura  de  la  corrupción.”     Giammattei  quienes vulneran totalmente el arquetipo político de la Constitución, siendo ellos los mayormente responsables  de  cohabitar  y  ser  parte de un poder paralelo  ya  existente,  tanto  Giammattei   y  Castillo cobardes, al lado de este gobierno  llenos de corruptos,  que  siempre  participa  bajo  la  sombra  de   los   militares.

Somos una Nación atribulada por todos  los Jinetes  del  Apocalipsis, ya que  es­tamos hundidos en la peor de la crisis económica, social y moral de nuestra historia  como  República.  Los  guatemaltecos   tenemos   la palabra   y   ello    para  vivir  una  auténtica   democracia,  necesitamos   convivir   en  armonía   y  compartir   Dignidad,  Justicia   Social   y     Bien   Común.

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