Flaminio Bonilla Valdizón
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Hace años publiqué varios Ensayos sobre democracia, moral, derecho y justicia; ahora me toca hablar de ética y política, para su crítica y dilucidación. Es incomprensible que gran parte de la generación intelectual de finales del Siglo XX y del Siglo XXI, se hayan caracterizado concepciones, cuyo horizonte principal fue la actividad política, pero desgraciadamente implementada y entendida ésta acción, como la sola búsqueda de alcanzar el poder para satisfacer ambiciones personales y llenar vacíos de frustración y un ego de popularidad, que jamás habrían logrado en otras actividades del quehacer humano.
Los políticos de aquella generación del octubre de 1944 al año 1954, que fueron éticos, solidarios, dignos, justicieros y leales con la revolución. Después la generación de la contrarrevolución, desde entonces siempre los políticos se han caracterizado más por la ambición que por la aspiración, más por el hedonismo que por el sacrificio, más por la notoriedad efímera que por la gloria histórica, más por el abuso que por el respeto, más por la prepotencia que por la humildad. Y en este andar de los políticos se ha negado el paso a la ética y a la virtud, a la moralidad y a la decencia, a la consideración y a la tolerancia. En fin, se ha cerrado el camino a las actitudes correctas y consecuentes con las necesidades históricas de una comunidad nacional ya cansada del engaño y la falacia, de la argucia y la demagogia, cansada del saqueo y la inmoralidad.
Hemos visto desfilar del Siglo XX al Siglo XXI, a políticos de todas las tendencias, de todos los colores y precios; a decenas que se han vendido por lentejas y dólares; algunos cuantos honorables, íntegros y decentes. Son muy pocos los políticos que entienden a la democracia como una forma de vida que busca el mejoramiento social y cultural de los pueblos, a la democracia como un sistema diario y necesario de vida que se afianza y halla su base y raíz en la comprensión, la cooperación y la solidaridad. Son contados los que se han habilitado en el entendimiento correcto de lo que es una democracia y escasísimos los formados dentro de cartillas de respeto y honestidad y de trabajo solidario y disciplinado.
Pero todos o casi todos han sido seducidos por la facilidad del dinero, por el placer que la corrupción compra, por la sensación de grandeza que da el poder, por el sentimiento mundanal de riqueza que se experimenta con el dinero mal habido. ¿Por qué han sido seducidos muchos de los guatemaltecos de estos Siglos XX y XXI a implementar y desarrollar su vida dentro de esta actividad política, que ha sido manipulada, pisoteada y herida en sus concepciones doctrinarias y pragmáticas? La política es una ciencia y es un arte. La política es un quehacer que debe aunar en una comunidad nacional la multiplicidad de tendencias humanas. Es una acción de conjunto en la cual todos los ciudadanos deben participar en la búsqueda del BIEN COMÚN general. La política no es solo una lucha por alcanzar el poder y servirse sus detentadores para controlar los gobiernos y los Estados y sacar únicamente provecho personal. NO, la política, repetimos, es mucho más que eso; sus fines, sus modos y sus concepciones diversas, pero en toda actividad política debiera prevalecer la moralidad, la justicia, la razón, la sobriedad y la solidaridad.
Con el vigor de la juventud y con ideales puros y provisto de buena fe, me enrole en la política estudiantil desde 1968 y luego en la política nacional, sabiendo que los caminos de la misma son inciertos e ingratos y que en ese transitar podría encontrar hombres y mujeres con rasgos de genialidad y grandeza, figuras heroicas y ejemplares y otras personalidades discutibles y hostiles a la democracia. Lamentablemente, ha sido un desfile interminable de políticos mediocres y ambiciosos, incapaces y petulantes, corruptos y serviles.
Un día de no recuerdo cual año, mi padre (RIP), quién también fue un joven político que durante la violenta y nefasta intromisión con los gringos mercenarios con la intervención imperialista con el “Ejercito de la Liberación”, ligado a “Movimiento de Liberación Nacional” –MLN- en 1954 mi papá sufrió, persecución, vejámenes, injurias y cárcel, me dijo esto: «En la política hay que avanzar siempre en el camino recto sin apartarse de él, superando obstáculos con fe y decisión, pero no debe darse un paso más y si es necesario retroceder, cuando la condición o el precio sean o signifiquen la distorsión de la verdad o el abatimiento de nuestras convicciones del más absoluto respeto a los permanentes e inmutables valores del hombre: Su vida, su honra, su dignidad, su seguridad, que desde luego y fundamentalmente son los grandes valores proclamados por el Cristianismo, del que debe nutrirse nuestro espíritu y que debe ser norte de nuestras actuaciones en todas las áreas del desempeño humano . . . » Creo que ahora estoy pensando retirarme de la política; que empecé desde que era un “patojo” de 18 años y hoy tengo 71 años, mi formación ética, política y cristiana, NO me permite cohabitar con Gobiernos CORRUPTOS, LADRONES y ASESINOS. Necesitamos una tercera –nueva- generación, una sociedad -socialdemocracia- refulgente y rejuvenecer. Porque estas generaciones 60ª., 70ª. y 80ª. ya se nos fueron.