Agregado a los problemas políticos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC, a su presencia conflictiva en las comisiones de postulación en diferentes campos, tanto en el sistema de justicia como en decenas de instituciones estatales, ahora emergen otros problemas de gobernabilidad. En el sistema de justicia pesa mucho la USAC en la elección de altas cortes y en la misma postuladora de fiscal general, por lo que a partir de las reformas constitucionales de finales del Siglo XX la USAC de a poco se ha convertido en un verdadero botín político. Junto a la problemática externa de una Universidad Pública que se le puso a jugar política nacional, también a lo interno se ha generado otra clase política, los políticos académicos, que genuinamente o no, buscan cargos de dirección y los ejecutan, bien o mal.

La política académica interna de la Universidad Nacional se ha convertido en un verdadero teatro macabro. Desde el Consejo Superior hasta las unidades académicas, ya sean facultades, escuelas o institutos universitarios, la dirección académica y administrativa de la USAC adolece de los mismos problemas de la política nacional: Corrupción, usurpación, incapacidad, ineficiencia, en fin, política sucia e incapaz. El Consejo Superior da el mal ejemplo desde el fraude en la última elección de rector que desató una crisis al extremo que el mismo Ministerio Público se puso a defender al usurpador de la rectoría para taparlo con la misma chamarra de la corrupción. No solo lograron que permaneciera usurpando la rectoría, sino que manejan a su sabor y antojo las elecciones en todas las unidades académicas, haciendo convocatorias a elecciones cuando a ellos, el Consejo Superior, le conviene y no cuando dice la ley.

El caso es que al interior de la USAC se da un juego político que ya no es democrático. Quienes están en el poder, ya sea el Consejo Superior, las decanaturas, los directores de centro y otros tienden a incorporar a sus amigotes y no a desarrollar gestiones democráticas, transparentes y eficientes. Recientemente el Consejo Superior convocó a elecciones de ingeniería y lo hace protegiendo a sus aliados, facilitando documentos de inscripción a amigotes y bloqueando a estudiantes genuinos que piden el cambio. De la misma forma, manipulada, hacen elecciones en Humanidades, con planilla única a favor del usurpador de la rectoría y así ad infinitum.

La politiquería interna en la USAC tiene enormes efectos dañinos en la vida académica universitaria. Prueba de eso es que se afecta directamente a la academia porque no se mejora la calidad de los programas académicos, no se prioriza la investigación y no se construye una verdadera universidad académica. Los planes de formación se centran en licenciaturas, muchas de ellas ya rebasadas por los tiempos. El profesorado sufre de un abuso constante por la nueva tendencia de no contratar profesores de planta, ni de medio tiempo y menos de tiempo completo. Se contrata por destajo, por curso y por hora y se mantiene a profesores como interinos por años y años. ¡Que injusticia!  Esa es la destrucción de la academia.

Agregado a esta ya compleja problemática, la situación estudiantil es caótica. La burocracia universitaria afecta a los estudiantes lo que se ve reflejado con el altísimo nivel de deserción, el cual casi no es estudiado científicamente. Los índices de permanencia son bajísimos y los índices de graduación aún más. En promedio no llegan ni al 10%, esto es, de cada 10 que ingresan a la USAC, apenas 10 se gradúan y esto porque lo hacen en tiempos larguísimos. El extremo es Derecho: 17 años como tiempo promedio de graduación. En cualquier parte del mundo solo con esos indicadores ya hubieran cerrado, transformado o mejorado una institución así de ineficiente.

La investigación científica no emerge porque con la sobre carga de cursos que se le da a la gran mayoría de profesores, pocos tienen el tiempo de hacer investigación. De esos pocos, tampoco existe una estructura que realmente apoye a la formación de investigadores. Apenas el 5% del presupuesto universitario va para investigación y lo que va es para mantener la burocracia universitaria. Es poquísimo lo que llega a los investigadores por lo que tienen que buscar fondos en otras instituciones nacionales y principalmente internacionales. Eso se refleja en que la gran, pero gran mayoría de profesores de la USAC no tienen publicaciones en revistas, journal científicos, menos en revistas internacionales indexadas. Bajo esta evaluación la USAC también es un fracaso en investigación. Y como no, si el actual rector impuesto ni siquiera conoce nada de ciencia ni tecnología y menos de investigación y menos de publicar en revistas científicas y menos revistas indexadas. Es un ciego académico dirigiendo una institución académica.

Y como si eso no fuera suficiente, ahora empieza la Cuaresma y con ello la Huelga de Dolores y sus múltiples tergiversaciones. El martes 25 de febrero los encapuchados del «Honorable» del campus de Quetzaltenango, CUNOC, dieron otro triste espectáculo al agredir a los estudiantes de ingeniería, sin capucha, en un enfrentamiento campal. Pero eso pasa en Quetzaltenango y en Mazatenango y en San Marcos y en Cobán y en el Campus Central y en todos los campus de la USAC porque es un problema estructural: La ingobernabilidad explicada como si fuese la autonomía universitaria. Pero la autonomía universitaria no es anarquía. Por eso urge crear un nuevo sistema de educación pública superior. Ya no es posible seguir con una universidad cooptada. No se trata de cerrar San Carlos. Se trata de crear más opciones educativas y muchos más espacios de investigación científica, tecnológica y social. La educación superior es fundamental para salir del subdesarrollo social y del subdesarrollo académico. Las propuestas existen, pero se requiere el liderazgo de académicos, del mismo sistema de Ciencia y Tecnología, del presidente, de la vicepresidente y de diputados que entiendan la urgencia de tener universidades públicas pertinentes. Hagámoslo. Si no es ahora, no será nunca.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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