Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

post author

Un golpe de estado es la toma del poder y el control de las instituciones del Estado de forma antidemocrática, sin seguir el camino de la consulta popular que busca democratizar a una sociedad. El Golpe de Estado en Cámara Lenta, término acuñado por Aquiles Fallace, inicia desde aquella noche triste, para los corruptos, cuando Bernardo Arévalo pasó a segunda vuelta y con ello se les cayó el cielo, no solamente a Sandra Torres, quien sabía que no ganaría sino a los mismos capataces de la finca llamada Guatemala, quienes construyeron un plan de emergencia para evitar a toda costa que Bernardo Arévalo no ganara la segunda vuelta y si en caso la ganara entonces evitar que tomara posesión. Desde entonces el Ministerio Público, MP, se convirtió en el mejor aliado del Pacto de Corruptos para evitar, impedir o simplemente bloquear la toma de posesión de Arévalo, la cual fue un drama conocido.

Para quienes nacieron en la década de 1950 o 60 recordaran cuando los militares realizaban sus golpes de estado, tipo cuartelazo, la TGW, radio nacional de Guatemala hacía una cadena nacional, donde la marimba acompañaba la voz del locutor que llamaba a la calma y luego venía la lectura del primer comunicado militar, cuando ya las calles estaban repletas de militares. Esos golpes utilizando la fuerza militar pasaron de moda. Ahora utilizan a la misma Constitución y con ello utilizan a la mismísima Corte de Constitucionalidad. El MP se encargó de generar caso tras caso para impedir la toma de posesión de Arévalo, desde su invento de Firmas Falsas hasta el cenit de la ridiculez, Usac: Botín Político. El fracaso en cada uno de los casos no les ha hecho cambiar de opinión, siguen con la idea fija de hacer un golpe de estado y de hecho han puesto en jaque al presidente Arévalo desde el sistema de justicia en lo que yo he llamado Golpe de Estado Jurídico.

Como si no fuese suficiente lidiar con la toma de control de las instituciones estatales, todas cooptadas, tal como lo hizo saber la ex ministra de Comunicaciones, Yasmín de la Vega. Cada institución está atrapada por verdaderos grupos criminales que fueron introducidos de forma intencional. Tome el caso dramático de una red de trata de personas dentro del Ministerio de Comunicaciones, situación encontrada por la exministra de la Vega no digamos el uso total de los recursos del estado para fines de enriquecimiento ilícito en dicho ministerio. Tome el caso de la cooptación del Ministerio de Educación de parte del pseudo sindicalista Joviel Acevedo. Aun entidades relativamente pequeñas que podrían ser administradas de formas mas eficiente como la secretaría de Ciencia y Tecnología, SENACYT, donde fueron comunes las contrataciones de personal 029 que llenan plazas que no apoyan al desarrollo de la ciencia y la tecnología, simplemente atiborraron las instituciones de amigos, allegados de diputados, familiares, amantes y ahora parece que hasta entraron al negocio de la prestación de servicios sexuales, con fondos del Estado, fondos nuestros. ¿Cómo llegamos aquí?

La corrupción es una práctica social con la que hemos convivido desde que somos seres humanos. La corrupción particular en el caso de Guatemala tiene raíces históricas, pero se acrecienta en la época de la guerra civil, 1960-1990, cuando los gobiernos militares tuvieron el control total del Estado. Note el caso de la cooptación de las aduanas por la red llamada La Cofradía, dirigida por el general Otto Pérez desde antes de ser presidente, luego bautizada como La Línea, una cooptación transgeneracional. Con la apertura democrática también la corrupción se ha democratizado. Esto significa que el sistema democrático guatemalteco no ha logrado construir sistemas de control que permitan identificar, reducir y eliminar las prácticas sociales de la corrupción. En el fondo, la corrupción no está aislada de las acciones de todos los miembros de la sociedad y si se quiere evitar tendrá que transformarse profundamente a la sociedad.

El golpe de estado jurídico en el que se encuentra el MP, tergiversando sus funciones es parte de los altos niveles de corrupción en Guatemala. La red de trata de personas en el Ministerio de Comunicaciones es parte de la degradación a la que nos ha llevado la corrupción que ya no le basta el uso de los recursos del Estado para fines de ganancias monetarias, enriquecimiento ilícito, ahora agregan al catálogo ofrecimiento de placer sexual con fondos estatales. ¡Válgame Dios! Como parte de la normalización de las prácticas de corrupción hay que identificar con claridad la nueva narrativa de la fiscal general, quien como si fuese campaña presidencial ha presentado un informe de sus logros en un ambiente de mentiras, falsedades y ataques al presidente Bernardo Arévalo, democráticamente electo.

La práctica social de la corrupción se ha normalizado ya que el sistema de justicia no persigue a los verdaderos corruptos. Ya el MP y sus aliados jueces Engels han dejado en libertad a quienes cometieron delitos graves, como son los casos del Libramiento de Chimaltenango, un auténtico saqueo de los fondos públicos por parte de Jimmy Morales y José Luis Benito hoy víctimas. Los enormes casos de corrupción de Alejandro Sinibaldi, confeso, como confeso fue Manuel Baldizón, quien regresa a su país de origen, Guatemala, creyéndose héroe. Los extremos de la corrupción es la negativa del MP a estudiar los grandes casos de corrupción hechos por el expresidente Alejandro Giammattei a través de su amante, Miguel Martínez, quienes despedazaron las instituciones y robaron cuanto pudieron a los ojos de un sistema de justicia literalmente ciego.

Mientras el sistema de justicia tenga en jaque al presidente Arévalo, mientras el Ministerio Público siga en funciones de defensa de corruptos y ataque a quienes osan criticar y luchar contra la corrupción, difícilmente saldremos de este agujero llamado subdesarrollo. Los y las guatemaltecas queremos un país próspero, un país que salga del subdesarrollo en el que lo ha sometido el Pacto de Corruptos. En este momento la fiscal general ha tergiversado sus funciones y se prepara para ser presidente del país sin ser electa. El propósito es el mismo de siempre, dar un golpe de estado, solamente que esta vez lo darán en su formato jurídico.

La nueva narrativa del MP es que existe una pugna personal entre la fiscal y el presidente Arévalo, porque este no quiere que se investigue a Semilla. ¡Qué ridículo! El caso es que la fiscal general ha sido la punta de lanza no solamente de la defensa oficiosa de los corruptos sino ha desobedecido el mandato democrático de que queremos a Bernardo Arévalo como presidente, no a ella, por lo que ha irrespetado el mandato sagrado del Pueblo. Y no solamente eso, hay una lista enorme de delitos de ella y de delitos que no investiga. En este momento nuestra democracia depende de evitar el golpe de estado jurídico que está en marcha, un golpe que no es solamente al presidente Arévalo sino a la democracia guatemalteca. El único camino es defender esta incipiente democracia. Debemos participar. Si no es ahora, no será nunca Guatemala.

Artículo anteriorEducación mantiene suspensión de actividades al aire libre para estudiantes por calidad del aire «muy mala»
Artículo siguientePetición de resolución de apoyo para otorgamiento de TPS a Guatemala, requieren a Consejo Municipal de Los Ángeles