La Universidad de San Carlos, otrora defensora de la democracia y los derechos humanos ahora está cooptada por un Consejo Superior que es dirigido por un rector que para llegar al puesto manipuló todo y a todos. En su falsa elección no permitió que los electores opositores, esto es, aquellos que no votarían por él, ingresaran al recinto donde se llevaba a cabo la votación. Este obscuro episodio de la vida universitaria fue apoyado por miembros del Consejo Superior aliados del rector impuesto, Walter Mazariegos, un personaje cuya alianza con Alejandro Giammattei le permitió hacerse de la rectoría de la universidad nacional. Este apoyo que recibió Walter Mazariegos no fue gratuito sino a cambio de imponer miembros de las altas cortes. Este contubernio entre Giammattei y Mazariegos se refleja luego en un caso, también espurio, que el Ministerio Público llamó USAC: Botín Político, otro caso sucio, prefabricado, pero realmente ridículo en donde intentan demostrar que la toma de la USAC fue para apoyar al partido político Movimiento Semilla de tal forma que hasta el presidente y la vicepresidenta fueron sindicados. ¡Qué barbaridad!
El proceso de cooptación de la Universidad de San Carlos ha sido lento. Inicia con la nueva Constitución de 1986 en donde la elección de las altas cortes y del contralor general se delega en las universidades del país que tengan facultades de derecho y de auditoría respectivamente. En estas comisiones de postulación la universidad nacional tiene un papel importante, por ello, por el valor político que elegir altas cortes y contralor general supone. Los Constituyentes pecaron de inocentes al dejar este manjar político que de a poco ha tergiversado la función universitaria. De rector en rector la situación fue empeorando y la USAC cada vez más perdía su naturaleza académica y se convertía en un botín político, el verdadero botín. Los últimos tres rectores muestran este decaimiento, pero el actual usurpador de la rectoría es realmente el rostro de la impunidad, el descaro, la intimidación e incapacidad académica. A la universidad nacional la dirige lo peor de todo.
El pasado fraude electoral del 2022 donde luego de intimidar y cercar las instalaciones del Parque de la Industria Walter Mazariegos, apoyado por las fuerzas obscuras armadas de Alejandro Giammattei y el apoyo de una serie de jueces que no le dieron trámite a una docena de recursos, incluyendo amparos, que los distintos grupos afectados interpusieron. Ese sí fue un botín político, el fraude perpetrado por Walter Mazariegos y el corrupto Consejo Superior Universitario. Ahora, las actuales autoridades ilegales e ilegítimas de la Universidad Nacional han utilizado una caricatura de caso judicial denominado por Curruchiche USAC: Botín político donde se acusa a profesores, estudiantes y administrativos san carlistas de haber tomado el campus de la USAC. Dicha toma, dice Curruchiche, era para que Semilla ganara las elecciones. Ese caso no tiene ni pies ni cabeza, pero, aun así, hubo un juez, ya sancionado internacionalmente, que dijo que sí, que había delitos, esos que inventaron las profundas investigaciones científicas del Ministerio Público.
La verdad sí hubo un caso en el que la USAC fue un botín político y ese caso fue la cooptación total de San Carlos a través del Pacto de Corruptos que ávidos de poder y deseos de tener el control total de las altas cortes impusieron a capa y espada a sus aliados corruptos. Pero la usurpación de la USAC también juega un papel en el nuevo caso inventado por el Ministerio Público sobre la toma de las instalaciones cuando los estudiantes en legítima resistencia se levantaron en contra del fraude en la imposición de la elección de rector. Los estudiantes no fueron a tomar las instalaciones por capricho, sino porque el sistema de justicia nunca contestó recurso alguno cuando se les impuso un rector. Ahora resulta que aprovechando que el Ministerio Público inventó un caso, el Consejo Superior Universitario ha iniciado medidas disciplinarias en contra de las personas que digna y legalmente alzaron su voz en contra del fraude de la rectoría perpetrado por Walter Mazariegos y la clica del Consejo Superior que le acompaña.
En su sesión del 28 de febrero el Consejo Superior, el órgano de dirección de la USAC, empezó a caminar la ruta del terror, del miedo para callar no a las personas falsamente sino al resto de docentes, estudiantes, trabajadores y administrativos. El objetivo es callar la voz de protesta, permanecer ilegalmente en su puesto, como muchos de ellos ya se encuentran, e iniciar una cacería de brujas que les permita quedarse con el botín llamado USAC. Esta medida ilegal del supuesto Consejo Superior son en el fondo medidas que reflejan su propio miedo, su terror de actuar de acuerdo a la ley y al Estado de Derecho, quieren seguir usurpando a la Universidad Nacional pero no callarán las voces críticas que anuncian un nuevo amanecer en nuestro país y con ello en la Universidad de San Carlos, Nacional y Autónoma.