Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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Un Golpe de Estado, coup d’État, Coup, en cualquier idioma es un cambio en el poder producto de desobedecer la voluntad del pueblo, es una imposición, una injerencia realizada por grupos dentro de una sociedad que accionan en contra de la Constitución con el ánimo de tomar o mantener el poder que no les ha delegado el pueblo. No es solamente quitar al presidente de un país, presidente democrático que ha llegado por una elección democrática, también es no permitir que un presidente electo democráticamente tome posesión o que pueda gobernar porque los corruptos le atan las manos. Un golpe de Estado es una estrategia para impedir trasladar el poder real al nuevo presidente. Lo que vivimos en Guatemala es un proceso de golpe de Estado en cámara lenta, un claro, absurdo, estúpido, golpe de Estado.

Es un golpe de Estado absurdo porque la población guatemalteca votó en su mayoría para que fuera Bernardo Arévalo el presidente. Si el Pacto de Corruptos escogió candidatos impresentables como Manuel Conde y Sandra Torres es otro asunto. Estúpido porque la estrategia detrás del golpe no tiene ni pies ni cabeza. Los fiscales del Ministerio Público cada vez que hacen públicos sus hallazgos son el hazme reír de la comunidad nacional e internacional. La estrategia que generó Miguel Martínez, la novia o novio del presidente Giammattei, el defensor de la familia y de los valores cristianos, fue crear una narrativa que sembraría dudas basándola en casos falsos, esto es, casos inventados, desde el primero, el de que Arévalo era uruguayo hasta el último, de que hubo lavado de dinero en el financiamiento de Semilla.

El golpe de Estado del año 2023 en Guatemala no es una hipótesis, es un conjunto de hechos que conducen a concluir que efectivamente el Pacto de Corruptos está violando la Constitución, socavando todas las instituciones, con el apoyo incondicional del Ministerio Público. Decir que no hay un proceso de golpe de Estado en Guatemala es no reconocer los hechos. Brevemente los describo. Se inicia una investigación sobre la inscripción del partido Movimiento Político Semilla, única y exclusivamente porque Arévalo pasó a segunda vuelta electoral, no había otra razón. Salieron con lo de las firmas falsas. Eso se ha discutido ampliamente y se tiene claro que, si hubiese firmas falsas, eso no es responsabilidad del secretario del partido, sino de quien tiene a su cargo la hoja de afiliación. Así con todos sus casos falsos, pruebas inventadas, todo, hasta los allanamientos ilegales, todo, no digamos la guinda del pastel en su conferencia final del 8 de diciembre, cuando mezclaron todo, enredaron, intencionalmente, todo, para sugerir al tribunal electoral que anulara las elecciones. Este es un claro golpe de Estado.

El caso del TREP, el sistema de transmisión de datos, no es un fraude electoral es simplemente una acusación hecha a la medida, sin contar siquiera con una auditoría de la Contraloría de Cuentas, no tenían nada, ni un sistema de comparación de precios de un sistema similar, solamente usaron la compra para quitarle la inmunidad a los magistrados del tribunal electoral. Se dice que compraron votos de los diputados para lograr su objetivo. ¡Eso es parte de un claro golpe de Estado! Y lo más ridículo, lo del caso de la Universidad de San Carlos, Nacional y Autónoma, eso de Usac un Botín Político, que absurdo cuento. Fueron capaces de acusar a Bernardo Arévalo como dirigente de dicha toma y ahora le van a quitar la inmunidad por el caso más ridículo de la historia del Ministerio Público. ¿Eso no es un golpe de Estado? Entonces, ¿Qué es?

Este es golpe de Estado aquí y en China. Los guatemaltecos deben tomar en serio este atentado contra la democracia porque este es un atentado contra nuestra vida social, contra nuestra opción de una sociedad más justa. Esta es nuestra oportunidad. O es ahora o no será nunca guatemaltecos. Tomemos en serio esto. Unámonos. Este pequeño grupo de golpistas que han construido una narrativa falsa sobre un supuesto fraude quiere llevarnos al caos, porque dentro del caos ellos si pueden llevar a cabo la fase final de su intentona, un golpe ridículo, mal hecho, mal preparado, hecho por maricas que no tienen identidad de nada, ni identidad nacional, ni identidad sexual, ni identidad de género, ni identidad cultural, ni nada, son un grupito de corruptos idiotas, con un IQ que no supera los 70, o sea personas con nula capacidad cognitiva y con ceros éticos. Estos son capaces de todo. No por valientes, sí por estúpidos.

El que no tengan identidad alguna les permite ser camaleones en todo, esto es fingir que son, así Giammattei finge que es un defensor de la familia tradicional, se muestra en público como seguidor cristiano y concluye sus discursos con el «Dios bendiga a Guatemala», dicho que nadie le cree. Estos manipuladores compulsivos, psicóticos, también arremeten contra el movimiento genuino LGTB, miembros que si tienen identidad. Giammattei no reconoce su identidad homosexual, a la que tiene total derecho. Esto es una decisión privada del presidente. Pero cuando sale públicamente a decir una sarta de mentiras hay que decirle lo que es, un ladrón, manipulador, homosexual escondido, marica en el sentido peyorativo, maestro de la mentira, autor de este golpe de Estado y responsable del decaimiento económico, político y social de Guatemala.

Tenemos que ser muy cuidadosos y tomar en serio las amenazas golpistas. Ellos tienen claro los argumentos de los golpistas de otros países, tales como Galaverna que dijo: “el juicio político es político y por lo tanto no necesita argumentos, sino votos…» cuando con otros promovió el golpe en contra de Fernando Lugo de Paraguay. El fiscal Curruchiche claramente entendió que no requiere pruebas, ni teoría del delito, ni nada, que sólo basta con hacer como que hizo una investigación, cobrar su cheque, como los demás fiscales, opino yo, y entregar un expediente sin pruebas, cerrar los ojos y remitirlo al tribunal electoral.

Mientras tanto no solamente remiten ese mamarracho al tribunal electoral, sino que además acusan a la magistrada presidente del tribunal supremo electoral Blanca Alfaro de que obstaculizó la justicia. ¡Válgame Dios! Qué parte del NO QUEREMOS GOLPE DE ESTADO no entendió Curruchiche. Ahora arremeten contra todo lo que se mueve. Mientras intentarán levantarle la inmunidad a la magistrada Alfaro, quien le desea obsequiar a Curruchiche un ‘grinch’ `por su golpe navideño, paralelamente; allanan las instalaciones del Paraninfo Universitario, para seguir con su cantaleta de Usac: Un Botín Político y bla, bla, bla. A Curruchiche no le basta nada, es realmente el perro fiel del Pacto de Corruptos, que, en ausencia de Consuelo Porras, se muestra más papista que el Papa en materia de golpes de Estado.

A juzgar por lo que se observa la comunidad internacional ha hecho un enorme esfuerzo para poner en su lugar a los golpistas. La arrogancia, el egoísmo, el sabor del poder, no les permite ver que esta es la crónica de una muerte anunciada, la muerte del Pacto de Corruptos. Ahora es tan intensa la presión internacional que la Corte de Constitucionalidad otorgó un amparo al jurista Edgar Ortiz y colegas donde pide que se dé una transición y que los electos deben asumir sus cargos. Aún no sabemos si harán caso a este amparo de la Corte porque esta corte, dirigida por Barreto Molina, realmente sólo quiere aparentar que son democráticos. La Corte no detuvo las investigaciones abusivas contra Semilla, no, la razón es que el golpe de Estado sigue. Así que con el apoyo internacional debe emerger una fuerza nacional, una protesta fuerte y clara por la democracia, tan fuerte o aún más intensa que en octubre 2023. La defensa a la democracia debe ser primariamente por la unión de los pueblos, por todos los y las guatemaltecos. Defendamos la democracia. No permitamos que nos amarguen esta Navidad, porque si no será esta, será la otra y será la otra. O es ahora o no será nunca Guatemala.

 

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