Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Parecería extraño, que a más de setenta y ocho años de haberse experimentado y transformado las circunstancias históricas que condujeron a la revolución de octubre de mil novecientos cuarenta y cuatro; todavía tengamos que proceder a un movimiento de masas para demostrar a los funcionarios de turno que el ejercicio del poder no significa permiso tácito para robar grandes cantidades del erario nacional y mucho menos para que, de forma ilegal e inmoral dispongan de los bienes y soberanía de la Nación, es decir el irrestricto respeto a la elección presidencial.

En concordancia con las protestas populares actuales contra la judicialización del proceso electoral, presento algunas consideraciones de los movimientos populares del año mil novecientos cuarenta y cuatro con la realidad actual de dos mil veintitrés que, de hecho y de fondo, tienen similares características que a continuación describo:

UNO: El ejército nacional se significó por actuar como guardián de los derechos y libertades de las clases pudientes económicas sosteniendo el statu quo del feudalismo que condujeron a la caída del gobierno dictatorial del militar Jorge Ubico. En la actualidad el ejército sigue teniendo el control político directo e indirecto sobre las personas que ejercen gobierno y las instituciones administrativas gubernamentales.

DOS: La gran fuerza motriz de la revolución de octubre de mil novecientos cuarenta y cuatro fueron los trabajadores y las masas populares explotadas, pues ellos fueron el elemento fundamental de las fuerzas productivas de la riqueza de la oligarquía, la cual con su concentración del capital y ley de la máxima ganancia ahondaron de forma tremenda el abismo sociocultural de la población con la élite empresarial y gobernante.  Dicha circunstancia se repite ahora y se manifiesta por medio de las redes sociales desnudando la realidad que vivimos tal cual si estuviéramos viviendo en mil novecientos cuarenta y cuatro. 

TRES. El gobierno fue una tiranía burguesa instaurada desde hacía setenta y ocho años por el gobierno liberal de José Rufino Barrios; legislando a través de ese tiempo la servidumbre, la cual fue prácticamente esclavitud hasta mil novecientos cuarenta y cuatro que se legisló con sentido social; y, ahora se sigue sufriendo del esclavismo económico que mantiene a la población en condiciones similares a las del ayer: pobreza, ignorancia y subdesarrollo elevado a la quinta potencia. 

CUATRO: Ayer fueron los estudiantes, obreros, campesinos, magisterio y población en general; hoy igual que ayer, el proceso de descomposición social que vivimos ha sido capitalizado por los grupos indígenas de Totonicapán denominados los cuarenta y ocho cantones quienes instaron al pueblo de Guatemala a participar en el movimiento de protesta por la burda judicialización del proceso electoral y la persecución política hacia ex operadores de justicia.

El apoyo psicológico, emocional, material y económico de diversos sectores de la sociedad guatemalteca como entidades religiosas, universitarias, de la economía informal y hospitales, ha sido factor decisivo y determinante para que la permanencia de los manifestantes frente al Ministerio Público, diversas carreteras del país y centros neurálgicos de locomoción se mantenga pidiendo la renuncia de los funcionarios quienes lideran las acciones inconstitucionales en contra del proceso electoral.

La burguesía guatemalteca integrada por peninsulares (españoles) y criollos que encabezó la independencia; la Reforma Liberal de mil ochocientos setenta y uno y la Revolución de Octubre de mil novecientos cuarenta y cuatro, hizo herederos a sus familiares directos del poder económico, político y el derecho de explotar a los indígenas quienes aún mantienen el control económico del país.

Entonces: ¿estas manifestaciones tendrán un verdadero resultado positivo para el total de la población o será otro movimiento para beneficio de la clase pudiente?

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