Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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El Ministerio de Educación por negligencia e intereses políticos ha fallado desde hace más de cuarenta años en su función educativa propiamente dicha; sus esfuerzos han sido dedicados a la captación de mayores ingresos en el presupuesto nacional a efecto de aumentar la burocracia interna, otorgándoles empleo a miles de simpatizantes políticos de turno (los cuales se quedan trabajando después del período gubernamental, aunque sus labores no sean imprescindibles).

El caso es que, el Mineduc es un ministerio que se dedica a las labores administrativas, pero nunca a las labores pedagógicas para las que se supone son sus fines específicos; esa realidad, triste, por cierto, es el mal incurable que hasta nuestros días está presente con el nombramiento de personas que lo han dirigido sin tener una formación pedagógica consistente y entender el verdadero propósito del Ministerio de Educación.

De esa cuenta, la formación de los educandos de nivel primario, básico y diversificado han crecido y estudiado con una serie de falencias que son primordiales para el desarrollo humano; entre éstas la falta de comprensión lectora; lo cual se corrobora con los informes anuales del mismo Mineduc ha hecho públicos en relación a la alta tasa de alumnos que no entienden lo que leen, lo que los convierte en analfabetas funcionales.

Para tener éxito en la enseñanza de la comprensión de un texto, lo cual es una tarea académica que dentro del contexto didáctico podría utilizar esquemas de textos prototipos que permitan conocer cómo se organiza; incluir números y subrayados con distintos colores; es decir, conocer el argumento lógico con el fin de ayudar al lector para que identifique las ideas principales y cuáles son las secundarias; planteando preguntas sobre el contenido que se acaba de leer.

El desarrollo de la comprensión de lectura a través del análisis y la comprensión de los conceptos clave presentes en el texto, constituyen la base para aprender otras materias. Lo anterior ha sido una introducción al comentario de hoy, muy vinculado a la actitud y conducta de los políticos guatemaltecos, quienes en su mayoría padecen de analfabetismo funcional, aunque tengan títulos académicos vendidos y comprados en las universidades de garaje.

La juventud guatemalteca comprendida entre los treinta y cuarenta años no se dejó sorprender por los ofrecimientos vacíos de la mayoría de los candidatos y manifestó su hartazgo y desilusión por la forma en que se ha conducido el gobierno durante los últimos treinta años; la información directa de generación a generación, la información en toda clase de manifestación y sobre todo la lectura y comprensión de la Historia, les decidió a marcar un alto al voto rebaño.

Parece que se terminó la devoción por los charlatanes e ilusionistas, aunque haya algunos ciudadanos, con derecho a voto, que aún les creen y confían de forma ilusa sobre sus capacidades para dirigir el Estado, en este caso podríamos llamarles los “acarreados” quienes con su voto disciplinado y pagado con mil quetzales condenan al pasado a un país al que le urgen transformaciones sociales, económicas y sobre todo valores morales y éticos en los dirigentes que administran la presidencia, el congreso y la aplicación de la justicia para devolverle a la población la seguridad y certeza de vivir en paz, o por lo menos pues con relativa tranquilidad.

Por eso digo que, los políticos son analfabetas funcionales porque o ¿son, o se hacen, se hacen y son ignorantes de la realidad? Porque su actuar denota que lo hacen en función de sus intereses particulares o de sus amos y no en congruencia con los intereses de la población a quien dicen representar. Por supuesto, existen excepciones.

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