Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

Dos proyectos de nación se han disputado a Guatemala desde los primeros años de la independencia hasta hoy: uno, robustecido por las corrientes ideológicas conservadoras, es decir, la oligarquía nacional integrada por empresarios, comerciantes y agroexportadores quienes suponen tener el derecho a regentear el país y gozar de los privilegios de decidir el futuro político, económico y social

El otro proyecto de carácter liberal ha sido discontinuo bajo constante presión por medio los fraudes electorales, el derrocamiento armado, la guerra sucia, plata o plomo y hasta la muerte; es necesario decir que una fuerza centrífuga mundial polarizó aún más a estos dos proyectos: los corrientes que se enfrentan por el poder prometiendo resolver los grandes problemas nacionales y los que luchan por conservar sus privilegios.

El primer proyecto generó en nuestro país una enorme desigualdad, concentración de la riqueza, la búsqueda de beneficios para un mismo grupo que acabó por corromper institucionalmente a las más altas esferas del poder público. Los intentos de proyección social denominada izquierda fueron frenados en seco por la vieja clase política, la Iglesia católica, parte de la prensa y el ejército que ha estado a su servicio, aunque hay que reconocer que los conservadores fundaron la República de Guatemala.

La élite liberal ahora denominada neoliberal por todos los medios a su alcance ha ejecutado planes para la conservación de sus prerrogativas dentro de la administración pública, y los pequeños procesos democráticos como el de 1954 que afectó las reglas de la política sometida al poder económico, solo afianzó los dos polos ideológicos históricos en aquel tiempo.

La falta de oportunidades de cultura y educación en Guatemala promovida y mantenida por los gobiernos de turno en todas las épocas, hacen que la mayor parte de la población aún se mantenga en la ignorancia y por ende aislada para conocer los derechos que como individuos están consignados en la Constitución Política de la República, leyes, normas y reglamentos que regulan las actividades diarias.

La población se encamina hacia una nueva elección en la cual abundan los partidos políticos que ni por asomo muestran alguna ideología, puesto que, sólo sirven como plataforma administrativa o vehículo electoral para buscar la colocación en un puesto de trabajo en las esferas de la administración pública para sus dirigentes y correligionarios. Un auténtico caudillismo.

¿Cómo definen el proyecto que representan los más de treinta partidos políticos, y, sobre todo, qué proponen a los guatemaltecos? ¿Tendrán sus dirigentes por lo menos un poco de cultura general, educación y especialización en alguna materia que los califique aptos para gobernar? ¿A sabiendas que nunca llegarán a una final o segunda vuelta, una veintena de ellos sólo crearon el partido político para vender su ficha a cualquier hijo de… Suripanta que, presumiendo su crasa ignorancia, pero con pisto, ¿se considera elegido de Dios para ser presidente?  ¿Cuándo seremos testigos de un cambio o una transición hacia una transformación progresista en el país?

Los últimos cuarenta años de gobiernos neoliberales, tomaron la academia, compraron a los intelectuales, intervinieron y desacreditaron la educación pública e inyectaron cianuro con gotero a la prensa para atontarla y crearon una élite de privilegiados estúpidamente ricos y poderosos que asaltaron el poder.

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