Fernando Mollinedo C.
La palabra DESENGAÑO, de acuerdo al Diccionario de la Lengua Española es “el conocimiento de la verdad con que se sale del engaño o error en que se estaba. Palabra, juicio o expresión que se dice a alguien echándole en cara alguna falta”.
La falta de educación y cultura en la población guatemalteca dio como resultado que, desde el primer mestizaje, personas con intereses económicos, personales, comerciales, además su afán de ambición y codicia por el poder político administrativo del país inventaron mil y una razones para convencer a los ciudadanos (mayores de 18 años) para que les eligieran como sus representantes.
Siempre hubo “acarreos” de ladinos e indígenas a los centros de votación para simular que los votantes ejercían su derecho al voto libre; que manifestaban para darle su apoyo incondicional a los gobernantes de turno y que, “viajaban con sus propios medios”. Hasta hoy, los gobernantes siguen haciendo uso de ese mecanismo, pagan con el mismo dinero del pueblo los gastos de transporte y proporcionan comida a los acarreados.
Los resultados siempre han sido los mismos: el incumplimiento de las promesas electorales de construir escuelas, crear fuentes de trabajo, un sistema de salud adecuado, vivir con cierto grado de seguridad, distribución de los terrenos nacionales para los campesinos y muchísimas más que al no ser cumplidas por los políticos produjeron un enorme desengaño.
Al estar vigente en la población el mayor porcentaje de analfabetismo, pobreza, desnutrición, falta de atención en el sistema de salud, ausencia del Estado en materia de seguridad pública, inseguridad jurídica en las instituciones y amenazas al Estado de derecho; se tiene como resultado el desengaño social.
Ejemplos hay al por mayor, la prensa independiente los ha mostrado al público en las épocas liberales y conservadoras tal como han ocurrido; con la desvergüenza, impunidad, abuso de poder, disposición de los bienes nacionales como si fueran propiedad privada de los gobernantes, manipulación de la justicia. Lo que es cierto, es que: a) la población ha votado por los partidos políticos que les proporcionan alguna ayuda monetaria; b) los propietarios de dichos partidos han escogido para la administración del Estado a personas delincuentes, ladrones, narcotraficantes, iletradas, ignorantes, indoctas, analfabetas funcionales, incultas, casi todas ellas con una enorme pobreza moral.
El actuar de los administradores del Estado (léase funcionarios y empleados) ha sido muy bajo en rendimiento positivo para la población; y no es que se haya tenido grandes expectativas, porque de antemano se conocieron las carencias humanas de los candidatos, aunque hayan sido profesionales universitarios, militares, comerciantes, payasos o cualquiera otra profesión, la Historia de Guatemala demuestra que TODOS incluso los revolucionarios fallaron; de una u otra forma le huevearon a la población el sueño de vivir con dignidad y no esclavizados como hasta hoy. Naturalmente, la misma población en su instinto de supervivencia no protesta y sigue el curso de la vida teniendo como único fin el sobrevivir.