Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

post author

Creo que el presidente Arévalo ha iniciado con el pie izquierdo su gobierno.  En estos primeros cuatro meses de gestión, ha sido más que evidente la falta de experiencia del mandatario, de su equipo y de sus asesores, para gobernar.

Anunciar en una cadena nacional que él mismo llevaría un proyecto de ley al Congreso que regresará el poder al Presidente para remover al fiscal general, sin haber negociado previamente los votos necesarios para aprobarlo es una impericia, propia de un principiante que no cuenta con la asesoría correcta.

La lucha de poder que el Presidente mantiene hasta el momento con la jefa del Ministerio Público, Consuelo Porras, le ha causado un enorme desgaste, sobre todo porque la impresión general es que en Gerona le están ganando la partida al Presidente y a sus bisoños asesores.  Lamentable.

El empecinamiento del ministro Menkos en buscar una ampliación presupuestaria en vez de ejecutar de forma eficiente el presupuesto actual, le resta enormemente al Ejecutivo.  Sería preferible contar con asesores y operadores experimentados (no los que tienen ahora) que les ayuden a negociar, desde ya, con alcaldes y diputados, el presupuesto 2025.

En un área que debería manejar con pericia, la diplomacia, tuvo el enorme yerro de votar a favor de Palestina en las Naciones Unidas, pudo haberse abstenido y de esta forma hubiese evitado otro frente externo e interno. Obviamente, no fue bien asesorado.  Que un grupo de cadetes haya acompañado la marcha conmemorando a Israel, esa misma semana, es un mensaje muy claro de que puede haber descontento dentro del ejército y de que pueden venir cosas mucho peores.

El Presidente está desenfocando por completo de lo que debe ser su gestión: combatir la corrupción, acabar con la desnutrición, mejorar los servicios de salud y educación, principalmente en el interior del país, mejorar las carreteras, puertos y aeropuertos, y apuntalar la economía para atraer más inversión, nacional y extranjera para crear más y mejores empleos, debería ser el enfoque del presidente.  Aparentemente, sus asesores y su equipo de trabajo no lo ven así.

Cumplidos cuatro meses de este gobierno, se ve mucha más fragmentación que unidad en los distintos grupos de la sociedad.  La decepción de quienes votaron por el actual presidente y su equipo ya es palpable, empiezan a perder la paciencia.

Es notoria la deficiente asesoría que ha tenido el mandatario, y la misma es consecuencia de su decisión de elegir a funcionarios y asesores por afinidad y no por capacidad, lo cual es un gravísimo error.  El gobernante necesita rectificar el camino.  Si quiere ser un gobierno distinto, debe hacer las cosas de forma diferente.

Puede realizar convocatorias abiertas, públicas, con perfiles claramente definidos para ministros, secretarios, asesores y cada puesto que necesite llenar, de tal forma que pueda conseguir el mejor talento, sea este afín a su partido o no; pero que tenga sobrada capacidad y experiencia en su currículo, así como la honorabilidad e integridad necesarias, para tener un desempeño sobresaliente en sus funciones, sin intereses particulares.  Eso sí sería hacer las cosas diferentes.

Artículo anteriorUna acertada decisión de Política Exterior
Artículo siguienteInfraestructura y escuelas resultan dañadas en primeras lluvias