Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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El lunes pasado se celebró el Día Internacional del Migrante y quiero aprovechar este espacio para analizar la forma en que nuestros connacionales que han emigrado en situaciones de extremo peligro y vulnerabilidad, principalmente hacia los Estados Unidos, han impactado en nuestra economía y, por ende, en nuestras vidas, nos guste o no admitirlo.

Las remesas familiares, aunque no se contabilizan de forma directa en el cálculo del PIB (Producto Interno Bruto), representan un 20% del mismo. Es decir, uno de cada cinco quetzales que circula en nuestra economía proviene de las remesas familiares. La participación de las remesas en el crecimiento económico del país es aún mayor, llegando a ser aproximadamente 37% del mismo, deflactado al tipo de cambio promedio ponderado. Es decir, más de un tercio del crecimiento económico de este año vendrá del crecimiento de las remesas familiares.

¿De qué forma nos impacta este fenómeno? En muchas formas que quizás no nos podemos imaginar. Las remesas impulsan principalmente el consumo, es decir, los miles de millones de dólares que ingresan mensualmente a nuestra economía, producto de los envíos de remesas, incentivan la producción de bienes y servicios que van a ser consumidos y utilizados por los receptores de dichos fondos. Este incremento en la producción de bienes, a su vez, provoca incrementos en las cadenas de suministros de las materias primas, en la demanda de mano de obra y de servicios relacionados con los bienes consumidos, así como en la demanda de otros bienes y servicios asociados indirectamente a la producción de los bienes consumidos. Esto genera una reacción en cadena que se conoce como lógica de la cooperación social, es decir, individuos que, muy probablemente sin conocerse, interactúan proveyendo bienes y servicios que serán adquiridos por la persona que, actuando en su propio interés, utilizó el dinero enviado desde el exterior para adquirir un bien.

Adicional al impulso del consumo, las remesas también proveen estabilidad macroeconómica al país. La balanza cambiaria en Guatemala siempre ha sido deficitaria, las importaciones superan en gran medida a las importaciones, lo cual presionaba nuestra moneda a la devaluación. Sin embargo, desde hace más de una década, el incremento en el envío de remesas del exterior ha equilibrado la balanza cambiaria, es decir, la oferta de dólares es muy similar a la demanda de la misma divisa, desvaneciendo así la presión hacia la devaluación de la moneda, brindando estabilidad en el tipo de cambio, lo que a su vez se traduce en que el Banco de Guatemala puede tener un mayor control sobre la inflación. Al controlar la inflación, el poder adquisitivo del Quetzal no disminuye drásticamente, impactando positivamente en el bolsillo de las clases media y baja de Guatemala.

Un tercer impacto positivo de las remesas se da en el incremento de las Reservas Monetarias Internacionales. Si uno correlaciona los incrementos acumulados de remesas con los de las reservas monetarias, los resultados son sorprendentes, ya que ambos indicadores se correlacionan en más de un 97%, es decir, están muy estrechamente relacionados uno al otro. Los discursos del presidente Giammattei siempre hacen alarde de la estabilidad macroeconómica y de que la cantidad de Reservas Monetarias Internacionales que tiene el país cubren por varios meses la demanda de dólares. Esto se da por las remesas, no porque la acertada política cambiaria de este gobierno fuera acertada. Es más, si en algo ha destacado este gobierno, al igual que el de Jimmy Morales, ha sido en frenar la apreciación del Quetzal por la vía de intervenir en el tipo de cambio.

Muchos beneficios económicos que hoy en día damos por sentados realmente provienen de las remesas familiares, enviadas con esfuerzo, sudor, lágrimas y sufrimiento por parte de nuestros connacionales que viven en el extranjero.

Sirva este espacio para homenajear a los migrantes de todo el mundo, especialmente a los guatemaltecos.

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