El lunes por la noche tuve la oportunidad de observar el foro presidencial (mal llamado debate) organizado por uno de los canales del otrora monopolio televisivo, en el cual los candidatos a la presidencia, Sandra Torres de la UNE y Bernardo Arévalo del Movimiento Semilla tuvieron la oportunidad de exponer sus planes de gobierno.
Digo tuvieron la oportunidad, porque la candidata de la UNE se dedicó, casi desde un inicio, a descalificar al candidato Arévalo, haciendo alusión a su nacionalidad y al proceso judicial (que lleva con inusual diligencia el MP) del partido que lo postuló, según sus afirmaciones durante todo el foro. Parecía disco rayado cuando Sandra Torres iniciaba con la letanía de la nacionalidad de Arévalo y los siete muertos de Semilla. Obviamente la señora Torres no mencionó que su partido también pasó por un proceso de cancelación el año pasado por una serie de irregularidades que sus mismos diputados denunciaron.
También fue obvio que Sandra Torres y la Unidad Nacional de la Esperanza no cuentan con un plan de gobierno concreto y realista. La candidata se pasó el foro entero diciendo que ella sí conocía Guatemala, que ella sí sabía exactamente cuáles eran los problemas que aquejaban a la población y que ella los iba a combatir frontalmente. Únicamente omitió decir cómo los combatiría.
Curiosamente la candidata Torres no aceptó ir al debate propuesto por la Asociación de Gerentes de Guatemala, en el cual las preguntas las formulaban dos economistas de muchísimo prestigio en el país, Hugo Maul y Raquel Zelaya, no dos presentadores. Además, el formato del foro del lunes no permitía extenderse más de dos minutos y medio en la respuesta, situación que obviamente favoreció a Sandra Torres que se veía muy incómoda y titubeante en sus respuestas. Los 150 segundos para responder a veces se le hacían eternos a la presidenciable de la UNE.
Fue más que obvio quién iba mejor preparado para este debate, y quien tiene una idea más clara de qué va a hacer para gobernar, a pesar de que su rival le acusó en reiteradas ocasiones de no tener experiencia en el gobierno. Aunque si nos remitimos a los hechos, es cierto que Sandra Torres sí cuenta con sobrada experiencia, cuando gobernó de facto (sin cargo oficial) del 2008 al 2011 (hasta que se divorció de su exmarido para “casarse” con Guatemala) en uno de los gobiernos más corruptos de la historia reciente, del cual ella fue partícipe.
Hablando de corrupción, la presidenciable de la UNE nunca explicó por qué su operador político Gustavo Alejos amañó la adjudicación de contratos por medicamentos en el IGSS, tampoco mencionó nada de los audios en los que presuntamente negociaba financiamiento electoral ilícito para la UNE. Tampoco explicó nada del mugroso y corrupto caso del Transurbano, en el cual hasta el expresidente Colom y varios funcionarios de su gobierno (el de facto de Torres) fueron acusados de corrupción.
Es obvio que la candidata Sandra Torres, en su tercera candidatura a la presidencia del país (todas sus campañas electorales han sido sumamente onerosas), tiene muchas, muchísimas deudas que pagar a sus financistas. Y, tras el foro, fue obvio que la candidata de la UNE llegó a un entorno “seguro” a descalificar a su rival y no fue capaz de explicar un plan coherente de gobierno.