Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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La semana pasada la calificadora de riesgos Fitch Ratings mejoró la calificación de riesgo de Guatemala de BB- a BB (la perspectiva es estable). Es una buena noticia para el país, que lamentablemente, tanto el gobierno (a través de los canales oficiales y los medios y columnistas utilizados como cajas de resonancia del Ejecutivo) como el partido oficial VAMOS, no han dudado en utilizarla para presumir logros inexistentes, en algunos casos, y exagerar los pocos logros obtenidos, en el resto de casos.

Los factores clave en la calificación han sido la “fuerte” recuperación fiscal y económica post-pandemia, los bajos déficits fiscales aunados a una mejora en la recaudación fiscal y el superávit en cuenta corriente que han mejorado una ya “fuerte” liquidez.

En cuanto a la recuperación económica, el informe hace referencia a que los principales impulsores de la misma son el “poderoso” crecimiento de las remesas, el “fuerte” crédito (al sector privado y público) y las “robustas” exportaciones. Entre comillas traduje literalmente el calificativo de Fitch. En pocas palabras, para esta calificadora, son las remesas (un factor ajeno a las políticas del gobierno) el principal driver de la recuperación económica que alardea hasta el cansancio el presidente Giammattei, seguido del crédito y de las exportaciones. Sin demeritar a los exportadores, pero siendo realistas y consecuentes, dos terceras partes del incremento de las exportaciones en 2022 proviene de productos o sus derivados, cuyos precios internacionales en 2022 han tenido incrementos significativos.

En cuanto a la recaudación fiscal, si bien es cierto que la SAT ha tenido grandes logros para mejorarla, uno de los principales factores de la mejoría en la recaudación ha sido en las aduanas, principalmente por el incremento de los precios internacionales de la mayoría de bienes importados, principalmente del petróleo y sus derivados, así como de los granos básicos.

En cuanto al superávit en cuenta corriente, que no es más que la resta de todas las operaciones del país que ofrecen dólares (remesas, exportaciones, quetzalización de créditos, entre otros) menos las operaciones del país que demandan dólares (importaciones, dolarización de créditos, entre otros), éste se debe a la sobreoferta de dólares en el mercado, que es impulsada principalmente por el incremento en las remesas familiares. Este superávit siempre es bien visto por las calificadoras, ya que generalmente impulsa una política de acumulación de reservas (mecanismo que utiliza el Banco de Guatemala para mantener el tipo de cambio artificialmente en 7.80 por dólar).

A pesar de estos factores positivos, Fitch ve que el crecimiento económico de Guatemala en el mediano plazo se ve restringido por los “cuellos de botella de larga data” que son rezagos en capital humano y una deficiente infraestructura en general. También ve un riesgo alto debido al deterioro en el Estado de Derecho y la falta de control de la corrupción en el país. Inclusive indica el reporte que esto se refleja en la interferencia de esta administración en los procedimientos judiciales relacionados con la corrupción.

Debemos tener claridad de que el principal impulsor de la mejora en la calificación de Fitch son las remesas, y que la lucha, no contra, sino que en pro de la corrupción y del deterioro del Estado de Derecho, que ha emprendido este gobierno (refrendado por este informe) puede afectar negativamente en el mediano plazo la calificación otorgada.

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