Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

post author

Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com

La Lista Engel y la lista de la OFAC son muy distintas, principalmente en cuanto a los alcances que tienen cada una de ellas y cómo afecta a las personas que las integran. La respuesta del Gobierno de Guatemala al comunicado de la OFAC, tres o cuatro días después de la emisión del mismo, evidencia claramente la preocupación del mandatario sobre estar incluido en esta lista de la OFAC, a diferencia de la Engel. ¿Por qué?

La Lista Engel es un listado de personas que han cometido actos de corrupción o han participado en acciones para socavar la democracia de sus países, de acuerdo con investigaciones que son responsabilidad del secretario de Estado de los Estados Unidos y del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Dentro de las sanciones para las personas que integran la lista, la cancelación de la visa estadounidense se podría calificar como la más importante y relevante. No es de extrañar que el presidente Giammattei se mofara de la misma anunciando, con sorna, la “lista del zopilote”.

La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), es una agencia de inteligencia, control y ejecución financiera del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que aplica sanciones internacionales por parte de los Estados Unidos en el ámbito financiero, principalmente para la seguridad nacional y en apoyo a la política exterior de los Estados Unidos. Es integrada, en su mayoría, por asesores de inteligencia y abogados. Es una de las agencias más poderosas (y menos conocidas) del gobierno estadounidense, ya que tiene el poder para imponer multas, congelar activos y prohibir a las partes sancionadas, ya sean individuos o entidades, operar con los Estados Unidos (ciudadanos y organizaciones). Guatemala cuenta con 54 personas y entidades incluidas en esta lista, tres de las cuales, son empresas que se dedican a la minería en nuestro país. La misma también incluye a políticos y a narcotraficantes.

Ambas listas difieren en cuanto a su alcance y al daño económico que pueden causar a la persona o a la organización que está incluida en la misma. La sanción más importante de la Lista Engel es el retiro de la visa estadounidense, con lo que una persona incluida en dicho listado puede llevar una vida bastante normal, salvo viajar a los Estados Unidos. La lista de la OFAC son otros cien pesos. Esta agencia sí tiene dientes y Colmillos, por ello la integran abogados, no policías. Si un integrante de la lista emitida por la OFAC tiene activos en casi cualquier lugar del mundo, los Estados Unidos, por medio de esta agencia, puede congelarlos. Esto incluye propiedades, cuentas bancarias, inclusive acciones de empresas. La lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN, por sus siglas en inglés), enumera a las personas y organizaciones con quienes los ciudadanos estadounidenses y los residentes permanentes tienen prohibido hacer negocios. Para efectos prácticos, estimado lector, quien ingresa a esta lista, no puede ni siquiera abrir una cuenta bancaria con un banco que tenga relación con bancos estadounidenses o tener una tarjeta de crédito, aunque sea emitida por un banco local, que utilice una plataforma de servicios financieros estadounidense. En pocas palabras, únicamente podría utilizar efectivo para todas sus transacciones.

Por ello, el gobernante guatemalteco, por medio de su aparato de comunicación, lejos de mofarse de esta lista, ahora dice que colaboró “estrechamente” con el gobierno estadounidense en la investigación. Todos sabemos que no hubo tal colaboración.

Artículo anteriorDerecha valiente y derecha cobarde
Artículo siguientePreocupados por doquier, pero ¿incapaces de ponernos de acuerdo?