Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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El optimista siempre ve para adelante y el guatemalteco es, por naturaleza, un ser que no se rinde a pesar de todas las circunstancias y a pesar de ello, en muchos hay un dejo de preocupación por el futuro del país.

Hay muchas preocupaciones pero una en concreto es el proceso electoral porque su burdo manoseo sería la guinda al pastel para consolidar por 4 años más el control del Estado por parte de Alejandro Giammattei y el Jefe de Jefes, sus aliados en el poder público y algunos particulares.

Y creo que se empieza a dar un sentimiento generalizado; personas o grupos que generalmente no se expresan en el mismo sentido, ahora nadan en la misma dirección porque hay un entendimiento de que si se consolida el manoseo electoral, los problemas estructurales pueden llegar a complicar hasta la macroeconomía.

Lo que sucede es que ahora es cuando tenemos que desarrollar la habilidad de tener discusiones francas y ponernos de acuerdo alrededor de un tema que luego nos permita discutir la Guatemala que queremos.

Desde mi punto de vista, debemos tener la habilidad de hacer un acuerdo expreso sobre la necesidad de que las elecciones no sean manoseadas y que, aún y cuando los electores que más inciden no son los ciudadanos, se mantenga el “espíritu de democracia en Guatemala”.

Si vemos desde arriba las posturas de distintos sectores, todas piden lo mismo en el plano electoral y eso debería ser aprovechado por todos aquellos que desean construir una mejor Guatemala alejada de los mantos de impunidad y corrupción que tanto complican al ciudadanos honrado, al ciudadano rural, al trabajador entregado como al empresario eficiente.

Las posturas ya se han ido haciendo públicas y ahora nos toca ir sentando las bases, generar los espacios para que haya interlocución entre las personas y sectores que quieren lo mismo. Debemos tener la capacidad de aislar a los extremos radicales de ambos espectros para darle espacio a la sensatez y al deseo de construir.

Veremos en los próximos días y meses cómo seguirán usando el control de todas las instituciones en un momento delicado porque ya se han dado cuenta que el mundo está viendo cosas que aquí se ignoran y por eso las sanciones que impuso Estados Unidos la semana pasada y las reacciones “públicas” del Gobierno deben ser analizadas.

Claro está que una cosa es lo que se dice en público y la otra lo que se hace tras bambalinas para maniobrar en respuesta, pero lejos de más complicaciones que incluso le tensen la pita al Gobierno con quienes puede considerar sus aliados, necesitan bajar la intensidad para no acercarse a Juan Orlando Hernández desde ahora.

En el plano del ciudadano, se necesita que tracemos rutas de salida para el país de un laberinto que urge descifrar.

¿Hay condiciones? La respuesta a priori es no o no todas las que se necesitan, pero se hace camino al andar y por eso tenemos que desarrollar la habilidad para debatir respecto a la Guatemala que necesitamos y queremos, especialmente con la gente que ya entendió que esto no tiene buena pinta si seguimos en la misma ruta.

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