Emilio Matta Saravia
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Durante el mes de septiembre, el quetzal se ha ido devaluando con respecto al dólar desde Q7.74 hasta Q7.91 por 1 dólar. Ante los pronunciamientos de la Cámara de Comercio de Guatemala y de varios medios de comunicación y columnistas independientes (incluido un servidor), el recién nombrado presidente del Banco de Guatemala, así como distintas personalidades afines al gobierno de Alejandro Giammattei, han dado declaraciones a los medios de comunicación indicando que esta devaluación es “normal” en esta época y se deriva de un “factor estacional” de incremento en la demanda de dólares por las compras asociadas a las fiestas de fin de año, así como de una menor oferta de divisas por una disminución en las exportaciones.
Adicional, el día de ayer 12 de octubre, el Banco de Guatemala emitió un comunicado que dice en su primer párrafo lo siguiente: “El tipo de cambio nominal en Guatemala es libre, es decir, se determina por la oferta y la demanda de divisas en el mercado, caracterizándose por una baja volatilidad que refleja la confianza del público en la moneda nacional. En efecto, la volatilidad del tipo de cambio en Guatemala es la más baja de América Latina, reflejando la fortaleza macroeconómica del país”. En los párrafos subsiguientes, el comunicado básicamente hace referencia al “factor estacional”, a que desde inicios de septiembre vendió dólares mediante los mecanismos que tiene disponibles (únicamente la regla de la participación, ya que el mecanismo de acumulación de reservas internacionales no aplica para la venta de dólares, únicamente para las compras) y que a partir del 7 de octubre ya no se observan presiones a la depreciación del mercado.
Sin embargo, el comunicado no dice que todavía el 8 de septiembre, es decir, cuando ya se observaba una presión al alza en el tipo de cambio, el Banguat salió a comprar, mediante el mecanismo de acumulación de reservas, 50 millones de dólares, habiendo hecho cinco posturas que sumaban 137 millones de dólares (ver cuadro abajo).
Cabe resaltar que, aunque el cuadro no indica que sea una participación por acumulación de reservas, la participación sí lo fue y estadísticamente aparece como tal en los registros del Banco de Guatemala. Ya el 7 de octubre, cuando, de acuerdo con el funcionario de marras, el quetzal comenzaba a apreciarse con respecto al dólar, se hizo otra compra discrecional adjudicando 50 millones de dólares bajo el mecanismo de acumulación de reservas internacionales (ver cuadro abajo).
No puede uno dejar de sentir sospechas y desconfiar cuando, a pesar del altísimo nivel de inflación en el país, el Banco Central interviene, a través del mecanismo de acumulación de reservas internacionales, para acelerar la devaluación a inicios de septiembre y para frenar la apreciación a inicios de octubre. Las remesas familiares incrementaron en 23% con respecto al mismo mes del año anterior y en la balanza cambiaria no se puede apreciar con claridad que la demanda sea mayor a la oferta. En la “sobredemanda” de dólares hay temas más profundos que un simple “factor estacional”, como nos quieren hacer creer las autoridades monetarias. Por favor, estimado lector, vea la balanza cambiaria (gráfica de abajo) y podrá comprobar que no existe una sobre demanda de dólares que pueda provocar una devaluación en las dimensiones que ocurrió durante el mes de septiembre.
Luego de esta devaluación quedan más dudas que respuestas, debido a que la comunicación que ofrecen las autoridades es ambigua, carece de claridad y cuando uno busca respuestas en la información que publica el Banco de Guatemala, la información no es consistente con las declaraciones de los funcionarios.