Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82

No hay nada que le dé más Consuelo a Alejandro Giammattei que saber las Porras que se le hacen desde el Ministerio Público (MP) para hacer lo que se le ronque la gana con total tranquilidad. El Presidente sabe que en el MP no tendrá olas por nada que él, Miguel Martínez o miembros de su círculo hagan.

Teniendo esa enorme tranquilidad, Giammattei quisiera tener cero “molestias” y por eso es que nunca sale frente a la prensa independiente y las pocas veces que lo hace berrinchea, eleva la voz, habla de mal modo, regaña y termina con insolencias que si se las hicieran a él, solo “chulo” no le diría al fulano que se les haga.

El Presidente está acostumbrado a tener un círculo de “periodistas” a cuyos jefes les interesa que estén cerca del mandatario y por tanto le dicen amén a todo. Tantos han sido los que le han hecho la barba, tan cómodas resultan sus publicaciones, que a Giammattei se le ha fijado la idea que así deberían ser todos.

Aquí en La Hora siempre hemos creído que ejercer este oficio y hacer derecho de la libertad de expresión no otorga libertinaje y que debemos tener la capacidad de exigir puertas para afuera, lo que hacemos puertas para adentro. Ejercer el periodismo es un derecho que demanda enorme responsabilidad.

Ratificado lo anterior, los signos que ha dado, que da y que seguirá mostrando Giammattei deberían preocupar a la sociedad en general y manda un mensaje también a los agentes de negocios porque con ese mismo tono y berrinche que le hace a la prensa, llama a sus achichincles para ordenar que le nieguen algo a alguien solo porque no se alinea a sus gustos.

Se ha sabido de las “retorcidas” de mano que el Jefe de Jefes le ha dado a algunos personajes del mundo de negocios y quienes no ceden a sus pretensiones quedan en una especie de lista negra porque los rencores son un factor muy poderoso en esta Casa Presidencial.

La pregunta hecha por el periodista Carlos Kestler de Prensa Libre era una muy válida porque si ya sabían de las necesidades, ¿por qué esperar a que hubiera muerte y daños para tomar medidas? Giammattei no quiso contestar porque quizá la respuesta era muy obvia: queríamos dragar pero no podíamos entregar a dedo el contrato a una empresa del círculo del Jefe de Jefes, pero ahora con el nuevo Estado de Calamidad que logramos, ya podemos hacerlo tranquilamente.

Para los periodistas no es el primero ni será el último Presidente que se empecine con quienes ejercen bien su trabajo, pero desde hace décadas que no teníamos a un mandatario que se esmera en dar signos de autoritarismo y que demuestra que estaría dispuesto a considerar todo, incluso quedarse en el poder si las condiciones lo hacen necesario, para asegurarse impunidad si se ve en el espejo de Juan Orlando Hernández.

Esto va a seguir siendo el pan de todos los días y si usted ciudadano no abre los ojos, si no es capaz de articular y lograr consensos con sus cercanos, jamás podremos pensar en acuerdos sociales más amplios para definir y trabajar por lo que Guatemala necesita para ser una democracia de verdad y un mercado en el que podamos atraer más inversión extranjera y pujar por más inversión local para generar oportunidades.

Los nicaragüenses cerraron los ojos ante los avisos que dio Daniel Ortega y la pregunta obligada es si los guatemaltecos no están haciendo lo mismo.

Artículo anterior¿Y la sobredemanda?
Artículo siguienteVándalos y violentos, terminan ganando