Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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A solicitud de varios apreciados lectores, quienes me pidieron escribir más sobre la falsa dicotomía entre las ideologías de derecha e izquierda, redacto este segundo artículo sobre el tema. Aclaro que en ningún momento estoy criticando o impulsando a una ideología en particular, mi interés es simplemente que el lector comprenda que existen infinidad de matices tanto en la derecha como en la izquierda, y que no existe una única ideología ideal.

Un apreciable lector me “acusa” de ser comunista (y aunque no soy comunista y en lo personal no comparto los conceptos de dicha corriente ideológica, tampoco es un crimen, menos una aberración serlo) simplemente porque no entendió que expliqué que un sistema mercantilista, que es de derecha, conlleva un alto grado de intervención estatal. Otro apreciable lector me indicó que no puedo “criticar” a la izquierda sin entender el materialismo dialéctico (aunque no estaba criticando a la izquierda, tan sólo hice un esbozo de algunas, muy pocas, de sus distintas corrientes y de sus propuestas).

Existen intereses perversos que pretenden llevar prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana en Guatemala a esta inexistente guerra de derecha-izquierda, aprovechándose que muchas personas que no han tenido una instrucción adecuada ni la formación de un pensamiento crítico respecto a las ideologías de derecha e izquierda. Es por ello que escribo estas líneas, para ayudar a contextualizar de donde viene esta dicotomía y por qué es falsa.

Los sistemas políticos y económicos giran en torno a una ideología y su fin es que los habitantes de un país tengan un mayor grado de bienestar económico y social. De allí comienza a surgir la disyuntiva de repartir todo el producto de una nación equitativamente, esencia del comunismo, o permitir que cada quien obtenga su recompensa en base a su iniciativa y esfuerzo individual, esencia del capitalismo. Sin embargo, el tener distintos enfoques no implica que son ideales contrapuestos, como nos lo hacen creer.

La evidencia empírica respecto a las naciones cuyos habitantes tienen un mayor grado de bienestar, apunta a que no existe una única forma de lograrlo, aunque sí es un hecho que los países con libertad económica prosperan más que los que no la tienen. Sin embargo, la ausencia de intervención estatal en la economía no es sinónimo de mayor prosperidad y bienestar, como lo quieren hacer ver pseudo “libertarios” (el concepto libertario, además, viene de una corriente socialista que critica la función del Estado porque lo considera protector de la propiedad de los individuos y que se llama socialismo libertario, otra variante del socialismo).

El aspecto más importante para tomar en cuenta, y el principal motivo por el que nos hacen creer en esta dicotomía derecha-izquierda, es que en los países donde hay menos corrupción son los más prósperos y sobre esto si existe evidencia en distintos estudios. Esto, independientemente del grado de intervención estatal en la economía. Un estudio realizado recientemente por INCAE indica que “la corrupción reduce la efectividad del Estado, sesga la inversión publica, disminuye la efectividad de los servicios públicos e incrementa los costos transaccionales, además de alejar la inversión privada y distorsionar los esfuerzos del talento empresarial”.

“No existe país rico que sea corrupto, ni país corrupto que sea rico”, sea de derecha o de izquierda.

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