Emilio Matta Saravia
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El Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación es un instrumento sumamente útil que le da una importante palanca de negociación al Ejecutivo con diputados y alcaldes gracias al Listado Geográfico de Obras, donde a dedo se reparte un importante botín entre legisladores, jefes ediles, allegados y financistas. En resumen, los nuevos magnates de la construcción en Guatemala.
Durante las últimas semanas hemos visto al presidente Giammattei y su séquito de adláteres en onerosas giras en el interior del país, pagadas con nuestros impuestos, solicitando a los alcaldes de los distintos departamentos que ha estado visitando su apoyo para la aprobación del proyecto de presupuesto del próximo año, que se dará en el Congreso en los próximos días. Los votos de la mayoría de los diputados seguramente ya han sido negociados (comprados). Sin embargo, para ejercer aun mayor presión sobre las bancadas de oposición en el Legislativo, se pretende llevar como fuerza de choque a los jefes ediles y sus acarreados. Los presuntos exmilitares que en días anteriores quemaron el Congreso y bloquearon carreteras también serán otra baza que utilizará Giammattei para lograr la aprobación del presupuesto más abultado de la historia del país (sobrepasa los 103 mil millones de quetzales). Como lo expresé en mi columna anterior, creo que el Presidente está jugando con fuego y es muy probable que le salga el tiro por la culata.
Adicional a la aprobación del presupuesto, el Presidente ha anunciado en varias ocasiones que pretende enviar a clases presenciales en 2022 a todos los niños. Esto, a pesar de que ya tuvo que suspender la vacunación para el grupo de edades comprendido entre los 12 y 17 años debido a la falta de vacunas, producto de su incompetencia y desidia. Ante el desabastecimiento, el Presidente, como siempre, ha intentado endosarle la responsabilidad al mecanismo COVAX, al que compara torpemente con la Carabina de Ambrosio. Sin embargo, el Presidente ya negó públicamente la posibilidad de negociar directamente con la casa farmacéutica productora de vacunas aprobadas para niños, debido a que, según él, sus condiciones “atentan” contra la soberanía nacional (me imagino que la soberanía de la mayoría de los países desarrollados que sí negociaron con esta casa farmacéutica debe estar en jaque). Sin embargo, nada dice el mendaz Presidente sobre la estafa de las vacunas Sputnik V, (mal) negociadas y ya pagadas en su totalidad a los rusos desde hace 205 días, a pesar de que el 50% de las mismas aún no han ingresado al país.
En realidad, son las habilidades del Presidente para hacer negociaciones legítimas y transparentes, y no el mecanismo COVAX, exactamente iguales a la Carabina de Ambrosio (y no me refiero precisamente al programa mexicano de finales de los 70, sino que al significado real de esta expresión).
Para salir de una crisis como la que se encuentra Guatemala en este momento, se necesita de gente seria. Desarrollar un presupuesto mesurado que privilegie la inversión transparente y no la opacidad en el gasto, y que se realice una negociación transparente (otra vez) en la compra de vacunas, garantizando el acceso público a la información contenida en el contrato de compraventa, sin escudarse en “acuerdos” de confidencialidad, es hacer las cosas bien.
Giammattei nos ha demostrado que eso nunca lo ha querido hacer.