Emilio Matta Saravia
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En un mensaje en cadena nacional el viernes pasado, luego de la negativa de varias bancadas de conocer “su” Estado de Calamidad en el Congreso (que, por cierto, se tomó varios días para enviarlo al Congreso, tal era la “urgencia” del mismo), el presidente Giammattei hizo un lamentable llamado a “su” idea de unidad para enfrentar lo que define como el enemigo a vencer: el COVID-19. De sobra hemos podido evidenciar que el concepto de “unidad” que tiene el mandatario es que todos sean sus lacayos y obedezcan ciegamente sus órdenes. Verbigracia, todos los Ministros, la Fiscal General o la Corte de Constitucionalidad. Elija usted, estimado lector.
El sábado por la noche, después de lo que el presidente debió considerar una victoria tras un servil fallo de “su” Corte de Constitucionalidad, se despachó una cadena nacional aún peor que la del viernes, en la que su maestro de ceremonias leyó textualmente todas las modificaciones al decreto que pretendía dar vida al Estado de Calamidad. Lo único que SI QUEDÓ CLARO fue la intención del presidente de utilizar como excusa la emergencia sanitaria para CALLAR A SUS CRÍTICOS utilizando el decreto de marras. Tan cobarde es, que ni siquiera él mismo lo pudo leer en la cadena.
Necesitado de “apoyos”, sus zalameros adláteres llegaron prestos y puntuales a la cita el lunes para, sin rubor alguno, lisonjear al presidente por su “visión” de lanzar la ventanilla ágil de la construcción, que ha sido impulsada por el gobierno para “fomentar buenas prácticas que permitan reducir la corrupción”. Sin embargo, al día siguiente tal adulación, el prestigioso diario New York Times publicó una nota en la que un testigo que presuntamente fue parte de la comitiva de seguridad que acompañó a los rusos que dizque vinieron a invertir a Guatemala en puertos y minas, presenció la entrega de sobornos que involucran al mismo Presidente, de acuerdo con dicho medio. ¿Cómo se puede explicar semejante predicamento?
En los primeros minutos del mismo martes fue improbado el decreto que pretendía dar vida al Estado de Calamidad, con 104 votos favorables a la improbación. Otro revés para el mandatario que ahora busca el apoyo de “notables” para ver de qué forma puede hacerle frente al incremento de casos de COVID-19 y a la saturación del sistema hospitalario de Guatemala. Lo más risible es que la convocatoria fue hecha por el cuestionado exministro de Salud Hugo Monroy, cuya gestión de la pandemia fue tan desastrosa que el mismo mandatario lo tuvo que sustituir, dándole como premio encabezar la construcción de 7 nuevos hospitales.
Lo que le deben decir los “notables”, pero seguramente no los va a escuchar, es que la mejor forma de prevenir la saturación de los hospitales es vacunando a la población. También deberían decirle que haga públicos el contrato y el cronograma. Sin embargo, según él (Giammattei), ya se regularizaron las entregas de las vacunas Sputnik, las cuales ya fueron PAGADAS EN SU TOTALIDAD pero aún no han sido enviadas al país, y, según él (Giammattei), “su” plan de vacunación ha funcionado a la perfección, y además, según él (Giammattei), ya se firmó un contrato para adquirir vacunas con otra casa farmacéutica, extremo desmentido por la Ministra de Salud. Según él (Giammattei), vive en otro país que no es Guatemala. Debería trasladarse a vivir allí.