Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

A la jefa del Instituto de la Víctima y esposa de Felipe Alejos (nominado desde Estados Unidos) por corrupción, Alejandra Carrillo, la tienen muy preocupada sus acciones pasadas y presentes y por tanto, está muy molesta por las publicaciones que con todo el fundamento, desde La Hora se han realizado y ha recurrido a desnaturalizar una figura que busca proteger a mujeres abusadas en el seno de su familia.

La ex diputada recurre a la “Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contras la mujer” para que no ejerzamos nuestros derechos de fiscalizar a los funcionarios públicos. Dice Carillo que cometemos el delito Violencia Contra la Mujer en su Modalidad de Violencia Psicológica. Vieja maña a la que ya han recurrido Roxana Baldetti y Sandra Torres y ahora Carillo se pone a la par de tales personajes.

En La Hora los asuntos personales y las historias que socialmente nos cuentan no solo no nos incumben si no que tratarlas en nuestro medio va en contra de la ética con que me enseñaron el oficio y con los principios que yo demando para que ejerzamos el periodismo.

Si la esposa de Alejos no está conforme con lo que manda la Constitución en su artículo 35 en torno al ejercicio de la libertad de expresión y que no constituyen delito o falta las publicaciones que contengan denuncias, críticas o imputaciones contra funcionarios o empleados públicos por actos efectuados en el ejercicio de sus cargos, pues que vaya con sus amigos diputados para que le cambien la ley.

Al fin y al cabo se ha vuelto operadora importante porque les sabe mucho a varios y quizá tiene la misma suerte que con Porras, quien desde el Ministerio Público (MP) le dio Consuelo quitando a un Fiscal que le seguía la pista por sus actos frente al Instituto de la Víctima.

Sabemos de su estrecha relación con Silvia Patricia Valdés y cómo recurrió a ella la noche de los allanamientos en el edificio del Instituto de la Víctima (contrato que estuvo siendo investigado para determinar cómo se habría pactado la mordida) y trata que todas sus relaciones le valgan para que nadie pueda hablar de ella por su calidad de mujer.

Expresa la exdiputada que la fiscalización que se hace de su labor pública, la que se le paga con dinero de todos los guatemaltecos, le está causando daños pero entonces siempre está la opción de dedicarse al ámbito privado. Quizá alguien me explicará en el camino cómo es que ella no desea fiscalización por lo que hace en su ejercicio público y recurre a la figura de violencia contra la mujer, pero ella misma se mete en la vida privada de quien fuera su asistente.

Muchas de las notas que se han publicado en La Hora han sido realizadas por mujeres honradas y entregadas, que reportan en base a fundamentos y plenos soportes. No es nuestra culpa que los elotes que se comió Carillo haciendo negocios sean muchos y que ahora, sean demasiadas las personas dispuestas a hablar y a compartir pruebas y soportes que el Ministerio Público ignora pero que los medios no tenemos la obligación de obviar.

No es la primera ni será la última vez que personajes con un oscuro pasado busquen minar nuestra labor, nuestro derecho de informar y expresarnos, así que aquí estaremos para llevar el proceso y seguir haciendo nuestro trabajo con profesionalismo, cueste lo que cueste.

Imagine usted que en la próxima elección gane Zury Rios o Thelma Cabrera y deseen alegar, como Carrillo, que ningún periodista o medio puede hablar de su labor como funcionaria pública, porque se le causa violencia contra la mujer en su modalidad de violencia psicológica.

Carrillo quiere ser una Rosario Murillo (esposa de Daniel Ortega): ambas buscan acallar a la prensa y están casadas con personajes señalados por Estados Unidos gracias a sus actos corruptos.

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