Emilio Matta Saravia
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El Ejecutivo, en contubernio con los alcaldes y los diputados, pretende realizar una serie de reformas a la Ley de Contrataciones del Estado, so pretexto de facilitar compras y adquisiciones a los alcaldes en supuesto “beneficio” de sus poblaciones. En realidad, quienes se van a ver beneficiados por estos cambios son los alcaldes, sus allegados y sus financistas, al incrementar los montos para realizar compras de baja cuantía y compras directas, y, también, la discrecionalidad de los alcaldes para gestionar dichas compras.
Para las compras de baja cuantía elevaron el monto máximo de Q25 mil a Q100 mil, para compras directas el monto máximo se eleva de Q90 mil a Q200 mil y para las cotizaciones, los topes fueron elevados también de Q900 mil a Q2 millones. Ahora el formato de licitación se realizará para compras superiores a los Q2 millones, es decir, se cuadruplica el monto máximo para las compras de baja cuantía y se más que duplica para las compras directas y por cotización.
Aunque el decreto se encuentra a la espera de la sanción (o veto) presidencial, resulta ilógico pensar que el Presidente Giammattei lo vaya a vetar. Más bien, como lo expresó tan claramente el Presidente del Legislativo cuando el decreto de marras fue aprobado, con nocturnidad y alevosía por enésima vez en esta legislatura, es un compromiso del Presidente Giammattei con los alcaldes. Y con la corrupción, opacidad y discrecionalidad del gasto público, por supuesto. Con el decreto 4-2021, se asfalta una autopista de corrupción.
Si no me cree, estimado lector, haga usted las cuentas. Con una sola compra con cotización al año de cada una de las 340 municipalidades del país, se llega a los Q680 millones, y con una compra directa al mes por cada una de las mismas alcaldías, se llega a los Q816 millones. Obviamente los jefes ediles y sus allegados siempre se sirven con la cuchara grande, y los números anteriores se van a quedar sumamente cortos, máxime si tenemos vigente el mayor presupuesto en la historia del pais, encima desfinanciado y sin controles ni candados de ningún tipo, cortesía del Presidente Giammattei y sus aliados en el Congreso. La cuentadancia, al igual que la transparencia, salen sobrando en este gobierno.
Entiendo que los controles pueden entorpecer algunas compras consideradas urgentes, y a eso se aferran los alcaldes para los cambios a la Ley de Contrataciones del Estado. Sin embargo, la urgencia no es una excusa válida para evitar controles. Cualquier empresario de verdad, no los nuevos “magnates” que viven de esquilmar el presupuesto del Estado precisamente por la ausencia de controles, tiene claro que se deben tener controles robustos en el manejo del dinero para evitar desfalcos. La aprobación de este decreto hace exactamente lo contrario: debilita los ya raquíticos controles del Estado.
La conformación de una verdadera mesa técnica es demasiado pedir, valga la experiencia del absurdo show mediático que montaron para el presupuesto 2021. La pertinacia del mandatario y sus aliados de continuar con “su” presupuesto ya nos unió en noviembre. Sirva este nuevo despropósito gubernamental para unirnos nuevamente y exigir al gobierno transparencia y honradez.