Edith González

hedithgonzalezm@gmail.com

Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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El Instituto Nacional de Bosques refiere que el nombre de nuestro país deriva del idioma náhuatl, Quauhtlemallan, que significa «lugar de muchos árboles».
Los bosques, o conglomerado de árboles, aseguran la provisión de bienes para la vida, como agua, oxígeno, alimento, medicina y servicios que generan medios de vida y fuente de trabajo para la población guatemalteca; conservan la biodiversidad y constituyen herramientas importantes para enfrentar el cambio climático, la erosión, generación, conservación y recuperación del suelo. Coadyuvan en la captura de carbono y la asimilación de diversos contaminantes. Protegen la biodiversidad, los ecosistemas y las formas de vida. Según reportaje de C. Benavente.

En 1998 se crearon en Guatemala los programas de Incentivos Forestales, PINPEP y PROBOSQUE, para conservar, recuperar y restaurar los bosques. De entonces, para 2021, destinaron más de US$ 673 millones para pagar incentivos a personas, grupos organizados, municipalidades, sector privado, población indígena y grupos de mujeres, para llevar a cabo acciones de conservación, manejo sostenible y restauración, recuperando así más de 660 mil hectáreas de bosque y logrando la creación de más de 243 mil empleos verdes en el área rural y más de 1.3 millones de beneficiarios, en donde el 19% son mujeres. (INAB)

Sin embargo, debido a actividades insostenibles como los efectos del cambio climático, incendios forestales y la tala descontrolada, antes de las estufas mejoradas para leña y en la actualidad para la construcción de viviendas, incluso en las riberas de los ríos y los barrancos, el país pierde sus bosques, poniendo en riesgo a casi 14 mil especies de animales y plantas, y afecta los medios de vida de poblaciones y comunidades urbanas y rurales a través de la pérdida de servicios ecosistémicos.
En 2011, cuando Álvaro Arzú era alcalde de la ciudad de Guatemala, el programa municipal de reforestación sembró 75 mil árboles; en ese entonces, dijo que había 1 árbol por cada 10 habitantes, declarando: “Somos la ciudad más verde de Latinoamérica.”
Hubo mucha gente que protestó por “el mal uso de los impuestos y el maquillaje que se le estaba dando a la ciudad”.

Sin embargo, con el paso del tiempo, las áreas verdes de la ciudad en las áreas periféricas han ido desapareciendo para dar paso a enormes torres de apartamentos, cortando así los pulmones y provocando más calor en el área, así como derrumbes e inundaciones que provocan caos e infectan las viviendas cuando el agua penetra en ellas, y no estoy hablando sólo de viviendas de frágil construcción.
En la actualidad se conoce que hay un proyecto de construcción de torres de apartamentos en la zona 16 en Acatán, en donde, para llevarlo a cabo, desaparecerán uno de los pocos bosques que van quedando en el sector.

Otro ejemplo es la construcción de las Ofibodegas y Plaza de los Encinos, autorizados sin plan de impacto ambiental, y según los vecinos del área, que incluye: Los Pinos, Cañadas del Encinal, Luces del Encinal, Quintas del Encinal, Palos Altos, Nimajay, San Carlos Belén y Alamedas del Encinal. Altos del Encinal: “De forma sorpresiva y a escondidas autorizaron la construcción de un colegio, para cuya construcción derivarán más de 4 mil árboles.”
Pensemos en la cantidad de oxígeno que les robarán a los vecinos de estos residenciales, además del tráfico extra y, por supuesto, las consecuencias a largo plazo, como se está viendo en zona 16: las inundaciones de calles, provocando daño a los vehículos, casas, personas y mascotas. Un daño que va desde lo físico hasta lo económico, pasando por lo mental, un aspecto muy importante a cuidar por los gobiernos, según la OMS, por el enorme grado de depresión que nos dejó la pandemia del Covid y continuamos viendo sus resultados, en una sociedad desordenada y falta de respeto.

Así que, para hacer oír su voz, NO A LA TALA DEL BOSQUE hoy, sábado 21 de septiembre, a las 10 horas, los vecinos de estos residenciales marcharán en protesta del Residencial Los Pinos hasta la gasolinera Tinco.

Necesitamos que el gobierno central y los gobiernos municipales hagan habitables sus comunidades, tanto como la ciudad de Guatemala. Con agua potable, calles transitables, drenajes, luz eléctrica, instalación de tecnología y que permitan la instauración de empresas que proporcionen trabajo para evitar la super migración a la ciudad que se ha visto en los últimos años debido al bajo salario que ahora se puede percibir, ayudando a conservar los bosques de los barrancos y otros como pulmones de la ciudad. Antes que el nombre de nuestro país se vuelva obsoleto.

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