Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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“La comercialización agresiva y generalizada de alimentos y bebidas con alto contenido de grasas, azúcares y sal dirigida a los niños es responsable de las elecciones dietéticas poco saludables”. Dr. Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS.

Es común ver al mediodía a hombres y mujeres salir de sus oficinas para comprar una bolsita de snacks y una gaseosa como almuerzo. Así como lo es ver las carretas del supermercado empujadas por los padres de familia con un enorme bote de bolitas amarillas o una gran bolsa conteniendo pequeñas bolsitas de diversos snacks. Que finalmente pararán en las loncheras de los niños y adolescentes como parte de su comida diaria.

Hace más de 10 años que la OMS publicó una nueva directriz sobre políticas para proteger a los niños del impacto nocivo de la comercialización de alimentos, la que recomienda proteger a los niños y adolescentes de la ingesta de “alimentos” y bebidas no alcohólicas con alto contenido de ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, azúcares libres y/o sal (HFSS) léase gaseosas y jugos artificiales.

La directriz recomienda que los países implementen políticas obligatorias integrales para proteger a los niños de todas las edades de la comercialización de alimentos y bebidas no alcohólicas pero que su consumo está asociado con efectos negativos para la salud.

Y es que el desarrollo tecnológico también nos ha expuesto al consumo nocivo de alimentos. El poder de comercialización de alimentos, conocidos en el medio como comida chatarra, afecta la salud de los niños, los comportamientos alimentarios y las actitudes y creencias relacionadas con los alimentos y continúa siendo una amenaza para la salud pública “afectando negativamente las elecciones de alimentos de los niños, las elecciones previstas y su ingesta dietética. También influye negativamente en el desarrollo de las normas de los niños sobre el consumo de alimentos”.

. Restringir el poder de persuasión del marketing de alimentos también es impactante, lo que implica limitar el uso de dibujos animados o técnicas que atraigan a los niños, como incluir juguetes con productos, publicidad con canciones y patrocinios de celebridades.

Teniendo en cuenta esta evidencia, la OMS recomienda la regulación obligatoria de la comercialización de alimentos y bebidas no alcohólicas HFSS, habiendo tenido previamente más en cuenta una variedad de enfoques de políticas. Otro cambio es el uso de la directriz de la definición de un niño de la Convención sobre los Derechos del Niño, para ser inequívoco que las políticas deben proteger a todos los niños.

“Los llamados a prácticas de marketing responsable no han tenido un impacto significativo”. Y si bien la OMS recomienda que los gobiernos deben establecer regulaciones estrictas y completas, son los padres y tutores los responsables de la alimentación de sus hijos.

Los niños continúan estando expuestos a un poderoso marketing de alimentos, que predominantemente promueve alimentos ricos en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, azúcares libres y/o sodio y utiliza una amplia variedad de estrategias de marketing para atraer a los niños. La comercialización de alimentos también se reconoce cada vez más como una preocupación de los derechos del niño, dado su impacto negativo en varios de los derechos consagrados en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

Esta directriz de la OMS brinda a los Estados miembros recomendaciones y consideraciones de implementación sobre políticas para proteger a los niños del impacto nocivo de la comercialización de alimentos, con base en evidencia.

Los niños y adolescentes continúan expuestos a un poderoso marketing de alimentos en los lugares donde se reúnen, por ejemplo, escuelas, clubes deportivos, o a través de sus medios favoritos, incluidos los canales de televisión y los espacios digitales.

El marketing promueve predominantemente opciones de alimentos menos saludables, como bebidas azucaradas, chocolate y confitería, y utiliza una amplia variedad de estrategias para atraer a los niños. Este tipo de marketing influye negativamente en las preferencias alimentarias de los niños, su elección de alimentos y su ingesta dietética. Pero debemos recordar que son los padres los que compran los alimentos y los obligados a cuidar la alimentación y salud de sus hijos, empezando por formar buenos hábitos.

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