Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

En el año 2011, Ken Bain, profesor de Historia de los Estados Unidos y célebre por su libro, “Lo que hacen los mejores profesores universitarios”, exploró las características que definen al buen profesor.  Los siete capítulos son un mapa de ruta orientado a través de preguntas: ¿Qué es lo que saben sobre cómo aprendemos? ¿Cómo preparan las clases? ¿Qué esperan de sus estudiantes? ¿Cómo dirigen la clase? ¿Cómo tratan a sus estudiantes? y ¿Cómo evalúan a sus estudiantes y a sí mismos?

El presidente del Best Teachers Institute se habría ahorrado la fatiga si hubiera visto la serie reciente de la Rai titulada, “Un professore”, propuesta donde se ensayan los fundamentos prácticos de la didáctica según el prisma de sus guionistas.  El argumento del filme dice lo siguiente: “Dante Balestra es un profesor de filosofía que luego de tantos años de ausencia regresa a Roma para ocuparse de su hijo Simone.  Fascinante y fuera de esquemas, el profesor toma una clase en el liceo Leonardo Da Vinci donde aplica su método de enseñanza anticonformista e instaura una relación particular con sus estudiantes, entre ellos Simone.

No le convence, ¿verdad?  Pues quizá el subtítulo es aún peor: “Tra filosofia e sentimenti”.  Acabemos de una vez, la serie es un churro, la típica comida chatarra dirigida al gran público para su distracción.  Sin embargo, en medio de todo, tiene el mérito de plantear reflexiones puntuales por medio del estudio de los grandes exponentes de la filosofía (una selección de estos):  Sócrates, Barthes, Kant, Platón, Aristóteles, Bruno, Foucault, Debord, Mill, Schopenhauer, Rousseau y Nietzsche.

La serie no ha pasado desapercibida para la crítica italiana que, al tiempo que ha reconocido el refrito de Merlí, ha saludado la dirección de Alessandro D’Alatri y su elenco, Alessandro Gassmann, Claudia Pandolfi, Nicolas Maupas, Damiano Gavino, Francesca Colucci, Christiane Filangieri, Paolo Conticini, Pia Engleberth y Francesca Cavallin.

El guion destaca el protagonismo del profesor inspirado en una conducta originada por el gusto de la enseñanza.  Lo suyo no es una impostura, el trabajo forzado del asalariado movido por la ganancia.  Ni es el travestismo del que oculta su apariencia, sino la expresión del genio creativo que desarrolla su naturaleza en contextos oportunos para el aprendizaje.

Es un buen profesor porque, al mismo tiempo que renuncia a la tradición escolástica de enseñanza o su equivalente, se centra en la necesidad de los estudiantes para hacerlos crecer según sus propias posibilidades.  Sobresale porque escucha, anima y acompaña.  Dante es tanto maestro que guía, como amigo que empatiza y deja en libertad.

Su fortaleza es reconocer las fibras íntimas que animan a los alumnos y vibrar con sus emociones.  El estado de gracia lo consigue con su cercanía, el diálogo y la participación en sus intereses. Posterior a ello, abonado el terreno, hablar de Foucault, Schopenhauer o Nietzsche, es una tarea con voluntad germinal.  Pareciera fácil, el secreto es ganar el corazón de los chicos, lo demás viene por añadidura.  Esa parece ser la lección del proyecto fílmico.

 

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